En una nota de prensa, los agentes han indicado que los arrestos son consecuencia de una operación policial por parte del Grupo I de la UCRIF.
Todo comenzó por una denuncia interpuesta por una mujer extranjera, en la que aseguraba que estuvo trabajando en un salón de belleza durante dos meses sin contrato, siendo obligada por parte de la encargada a realizar jornadas de 13 horas seguidas, de lunes a sábado, teniendo que acudir ocasionalmente algún domingo.
La denunciante también indicó que, en teoría, tenía un descanso a mediodía pero no se lo podía coger por el volumen de trabajo.
Además, recibió únicamente la cantidad de 210 euros por trabajar todo agosto y en tres ocasiones adelantos de 15, 20 y 30 euros para poder comer. No obtuvo ninguna otra cantidad en septiembre y octubre.
A raíz de dicha denuncia se realizaron varias inspecciones en establecimientos comerciales por parte de la Policía, donde quedo acreditado que, de manera continua, la dueña de dichos establecimientos empleaba a migrantes sin permiso de residencia y trabajo en España. Los mismos se veían sometidos a largas jornadas laborales, sin periodos de descanso, sueldos ridículos y sin ningún tipo de cobertura o seguro médico.
La encargada también fue detenida por estancia irregular, incoándole el correspondiente expediente de expulsión ya que tenía en vigor una salida obligatoria del territorio nacional, algo que supone una infracción grave de la Ley de Extranjería.