De la mano del tempo que marcó el base de El Masnou (20 puntos y 9 asistencias para él), la estabilidad de Víctor Claver (13 puntos y 9 rebotes) y una actuación coral en la que apenas dos jugadores se quedaron sin encestar, la selección se presentó en la cita olímpica frente a una Japón a buen nivel, que extrajo el máximo de sus dos NBA, Rui Hachimura (20 puntos) y Yuta Watanabe (19 y 8 rebotes).
Quince años después, España volvió al Saitama Super Arena, el lugar donde tocó el cielo en 2006 ganando el primer Mundial de su historia, ahora kilómetro cero de unos Juegos Olímpicos con muchos aspirantes al oro, especialmente uno que se había presentado horas antes, la Eslovenia de Luka Doncic, a costa de Argentina (100-118).
Juancho Hernangómez, fuera de Tokio 2020 tras el no de los Minnesota Timberwolves a su participación en el torneo, se convirtió en auxiliar pasando balones a sus compañeros en el calentamiento y en primer aficionado jaleándoles desde la grada, mientras su sustituto Xabi López-Arostegui, recién llegado a Tokio, pasó del avión directamente a la pista, con minutos en la segunda mitad.
La primera duda era cómo iba a resolver Sergio Scariolo la baja de Juancho, y de partida lo hizo con Alberto Abalde como alero y los otros cuatro jugadores que han formado su cinco inicial toda la preparación: Ricky Rubio, Rudy Fernández, Víctor Claver y Marc Gasol. La puesta en escena fue inmejorable, con Rubio marcando el tempo y Marc dominando el ataque para un 2-11 de salida (min. 4).
Las rotaciones españolas provocaron desajustes que Watanabe aprovechó para penetrar y acercar a los nipones al cierre del primer cuarto (14-18), pero llegaron a aproximarse más en el segundo, entre errores españoles y aciertos de un peligroso Hachimura, quien con un triple igualó el partido (26-26, min. 14).
Regresó Scariolo al plan de inicio, y a partir de dos triples acertados de Rudy y Llull, y la dirección de Ricky, España inició un parcial 0-19 que no solo hizo volver las aguas a su cauce, sino que casi canceló el partido (26-45, min. 19). La ventaja española al descanso, de 20 puntos (28-48) y con un destacable 42% de efectividad al triple (5 de 12, luego se redujo al 29% al final del duelo), daba a entender que la rebelión japonesa estaba sofocada.
Ricky seguía campando por sus respetos, y ya solo Watanabe y dos triples del estadounidense nacionalizado japonés Gavin Edwards opusieron resistencia, pero la renta ya estaba asentada (40-61, min. 25). El trabajo parecía hecho, y hasta López-Arostegui tuvo minutos. Pero Watanabe se empeñó en recordar que Japón estaba ahí, y su empuje acercó a los nipones al cierre del tercero (56-69).
El ajuste llegó a reducir la diferencia diez puntos, Scariolo reforzó su quinteto de menos habituales con Víctor Claver y Rudy para ganar estabilidad en defensa, y después introdujo al 'mago' Ricky para finiquitar el duelo con fluidez. Una Argentina dolida tras sufrir el atropello de Luka Doncic espera el jueves.