El Real Madrid queda al borde del abismo por su falta de gol. A base de derrotas entiende que el rumbo de sus partidos es directamente proporcional a la motivación. El problema es cuando no falta actitud y el resultado es el mismo. Con Zinedine Zidane sin encontrar soluciones, con cambios tardíos y encajando golpes con incredulidad en su momento más bajo de las dos etapas.
Sin futbolistas importantes de su columna vertebral y con una nueva suplencia inesperada de Casemiro, el Real Madrid salió a sellar su pase a octavos y dejar en el olvido los problemas sufridos en su grupo. Zidane introdujo cuatro cambios, probando variantes sin dar con la tecla. En Kiev el tridente con Marco Asensio activo, Rodrygo en su competición fetiche y Benzema recuperado pero sin gol.
Se encontraron Karim y Asensio nada más arrancar en una acción que pudo cambiar el rumbo. El palo repelía el zurdazo de Marco, que buscó con insistencia el deseado éxito que rebaje la exigencia sobre su figura. Un Real Madrid dominante de inicio puso a prueba a Trubin y a un Shakhtar que se hizo pequeño en su terreno.
Defensa adelantada, ritmo en la posesión, movimientos al espacio. Las ganas de reaccionar marcaban el caminar madridista. Modric aparecía entre líneas para encontrar el movimiento de Benzema que disparaba centrado. Esa precisión faltó en el último pase y la habitual contundencia en el remate.
El Shakhtar se amparó al contragolpe y tuvo paciencia para esperar un error. Lo cometió Nacho en un pase sin tensión entre centrales que provocó una dura entrada de Varane que lesionó a Moraes y pudo costarle la expulsión. El de la segunda parte no lo desaprovechó.
Hasta ese momento el Real Madrid se instaló en la inconstancia. Encontró en la calidad individual la única opción de crear peligro. Cuando Asensio, de tacón, encontró a Odegaard y una pared en una baldosa dentro del área. El nuevo intento de Marco lo sacó con manopla firme arriba Trubin.
El desplome era inesperado tras una primera parte de dominio, con Courtois de espectador. A los 51 minutos llegó la última acción de mérito, que dio paso a una desconexión que costó cara en un equipo frágil. El centro de Karim lo remató Nacho arriba y el cable de alimentación sufrió un cortocircuito. El Real Madrid pasó a ser un equipo con síntomas de cansancio, sin ideas, en manos de un rival menor.
Sintió la debilidad el Shakhtar. Era el momento de dar un paso adelante y Taison probó a Courtois que nada pudo hacer en la segunda llegada del equipo ucraniano. Mendy cortó un balón que no vio Varane y dejó solo a Dentinho para marcar a placer de zurda. Otro error grave defensivo. Otro partido con la obligación de reaccionar y en las antípodas del viejo espíritu de las remontadas.
Apenas un cabezazo de Varane a centro de Kroos fue el bagaje ofensivo de un equipo sin respuestas ofensivas y roto en el repliegue sin Casemiro. Pedía cambios a gritos, con Varane salvando el segundo a Kovalenko, Courtois interviniendo al disparo de Tete y acabando desolado con Vinicius, Isco y Mariano ya en el campo, cuando Solomon sentenciaba el duelo con un latigazo abajo culminando un contragolpe.
En plena crisis de resultados, la segunda en lo que va de temporada, el Real Madrid siente de cerca la amenaza del descrédito de caer a la Liga Europa. El calendario para la reacción repleto de exigencia. Sevilla y Atlético de Madrid en Liga más una final ante el Gladbach para evitar una tragedia.