Busca el rumbo adecuado mientras siembra dudas Zidane acoplando el sistema a sus jugadores. La ausencia de Eden Hazard, nuevamente lesionado el día que debía reaparecer, y la poca fe en Vinicius, le aleja de su clásico 1-4-3-3. Intenta encajar el rombo por las virtudes de Isco que apareció titular ante el Real Valladolid alejado de su identidad o Martin Odegaard, para jugar con dos puntas que no terminan de encajar. Es difícil no complementarse con Karim Benzema pero Luka Jovic no lo consigue.
El Real Madrid obtiene la posesión pero carece de finalización. Por momentos es previsible, sin meterle riesgo ni vértigo a su fútbol. Impreciso con el balón. Capaz de ser frenado por un poco de orden del rival, estando bien colocado como el equipo de Sergio que juntando líneas y siendo solidario en el esfuerzo defensivo, le sobró para torpedear al equipo madridista.
No sufrió en el primer acto el Valladolid, salvado por un paradón de Roberto Jiménez a Fede Valverde en su único desajuste y tranquilo ante la falta de puntería de un matador que perdió el gol. Jovic la tuvo como la desean todos los nueves y la mandó al limbo. En carrera, libre de marca al centro lateral de Valverde. Sin continuidad en el juego, el Real Madrid perdonó tres. Dos en las botas del serbio con la cabeza fuera defendiendo aún la camiseta blanca.
El primer día de rotaciones de Zidane no superaba el examen. El Valladolid ganaba confianza con buenas intenciones en sus incursiones ofensivas, siempre con Orellana como referente. Un disparo seco suyo probó la firmeza de un Courtois que vio como Waldo cerraba el primer acto con un disparo lejano.
Para ganar el vigente campeón debía dar más o castigar el único error del rival, como acabó haciendo. La intención fue la primera al salir del vestuario pero la mejor acción de Jovic, un testarazo pegado al poste tras córner, encontró la manopla firme de Roberto que veía como el travesaño le salvaba cuando Casemiro perdonaba.
Los porteros se convirtieron en los protagonistas porque a Roberto le respondía Courtois con una de esas intervenciones que dan puntos. Perdonó Waldo de disparo cruzado y segundos después Weismann tras un error de Varane en salida de balón. Su disparo abajo con intención lo salvó una mano abajo del belga, el mejor de un Real Madrid discreto.
Fue la acción que hizo reaccionar a Zidane. Antes de lo que acostumbra. Con un triple cambio que dejaba claro que no le gustaba lo que veía. La aparición de extremos con Marco Asensio y Vinicius. Las ganas del brasileño un día después de cumplirse dos años de su debut. Un tiempo en la montaña rusa que hoy le llevó a uno de sus puntos más altos. Robó a Bruno en el inicio de jugada y acabó encontrando el pase del mismo defensor rival para definir sin pensarlo para no fallar.
El gol, lejos de asentar al Real Madrid en una idea, le terminó de alejar. Tan falto de fútbol se vio, que acabó defendiendo un triunfo por la mínima en su estadio ante un Valladolid que lo intentó hasta el final. Courtois aún dejaría una mano arriba a Carnero y otra parada a Waldo. Con espacios los de Zidane buscaban a Vinicius y Modric se estrellaba con la madera. El campeón ya es colider, repleto de dudas.