A 10 días de cumplir 19 años, el balear tenía ya condición de aspirante gracias a un arranque de temporada pletórico, con cinco títulos (todos sobre tierra), pero sin olvidar las quinielas que afrontaba su primer Abierto de Francia. Aquel día del debut se enfrentó en la Pista 1 contra el alemán Lars Burgsmuller.
Nadie podía imaginar que sería su único partido fuera de la Philippe-Chatrier o la Suzanne Lenglen, las dos pistas reservadas a los mejores, y que no solo ganaría ese encuentro, sino 93 por solo dos derrotas a día de hoy. Llegar y besar el santo, ganar Roland Garros en el debut, solo lo había hecho Mats Wilander en 1982.
Nadal levantó su primera Copa de los Mosqueteros el 5 de junio ante el argentino Mariano Puerta, después de remontar el primer set (6-7(6), 6-3, 6-1, 7-5) y rubricar el recital de su presentación como 'rey de la tierra'. "He tenido que sacar puntos increíbles que aún no entiendo cómo los he podido ganar", dijo el de Manacor.
La explicación a un sinfín de actuaciones memorables es más difícil de encontrar 15 años después. La joven promesa española se había perdido la cita de París en 2003 y 2004 por lesiones. La espera y esa irrupción en 2005 dieron al mallorquín bastantes focos, sobre todo tras enlazar los títulos de Montecarlo, Barcelona y Roma.
EL CAMINO HASTA LA FINAL DE 2005
A Nadal no le gustaba el papel de favorito en su primer Roland Garros y tenía las dudas de un parón de dos semanas, ya que se había retirado de Hamburgo por un corte y una ampolla en la mano izquierda --la final de Roma contra Guillermo Coria duró más de cinco horas--. Por eso y por los nervios, ante Burgsmuller le tocó salvar el día.
El balear se dio "un aprobadillo" aunque tampoco peligró su pase a segunda ronda, donde arrolló al belga Xavier Malisse a base de golpes ganadores (29). Así entró en calor para un duelo señalado en el cuadro ante Richard Gasquet, dos jugadores que apuntaban a dominar el circuito los siguientes años. "Le tenía un poco preocupado", dijo después su tío y entrenador, Toni Nadal.
Al jugador local le pudo la presión y Nadal apagó el sueño francés, para ganarse una hostilidad del público que tardaría muchos años en cambiar. El caldo de cultivo lo intentó aprovechar el también galo Sebastian Grosjean, cuando detuvo 10 minutos el partido crispando a la grada con las quejas por un punto del español.
La tensión creció tanto que Nadal se descentró y perdió el primer set del torneo, pero retomaría el mando en la tercera manga antes de que la lluvia suspendiera el choque. Al día siguiente, el cuarto cabeza de serie culminó aquella ruidosa victoria para verse con un agotado David Ferrer en cuartos, billete para la gran velada.
Roger Federer fue el rival en semifinales. El número uno del mundo, aspirante a completar el 'Grand Slam', hincó la rodilla ante un Nadal fulgurante desde el inicio. El suizo reaccionó con su servicio pero la fortaleza física y mental del español decantó el duelo. Con la luz cayendo en la Philippe Chatrier, el joven debutante se plantó en la final con 23 triunfos seguidos en tierra.
EL PRIMER ROLAND GARROS LO VENDIÓ CARO PUERTA
Ahí estaba Nadal, ante su primera final de un 'grande', igual que Mariano Puerta. El argentino parecía presa fácil, pero tenía su propia historia y motivación, tras casi dar por terminada su carrera con una sanción por dopaje de nueve meses o salvar la vida de un ascensor averiado a 18 pisos de altura. Era una especie de jugador milagro, renacido, rabioso y sin presión ante el favorito.
El ritmo de juego fue increíble. Dos zurdos desatados ante la oportunidad de sus vidas. Nadal defendió cada esquina, intercambiaron pelotazos, dejadas y Puerta se llevó un primer set de alternativas, donde el español había tenido bola para 4-1 a favor. El 'pirata' de Nadal quedó marrón de la tierra en una entrega idéntica a la del argentino, que buscaba en plancha puntos vitales.
El balear igualó la final y subió una marcha en el tercer set, donde se quedó solo en el recital. Volea de espaldas, derecha paralela en carrera, otra para restar el saque, Puerta veía alejarse la cima con un 6-1. La garra del argentino dejó otro tremendo set donde pudo forzar el quinto, pero Nadal fue mejor y ganó.
NACE EL REY DE LA TIERRA
Su racha de victorias seguidas sobre el polvo de ladrillo llegaría a las 81, dos años sin perder y 13 títulos, desde Montecarlo en 2005 a Hamburgo en 2007. El rey de la tierra se consagró en el 'Grand Slam' de la superficie ya que después de su debut soñado ganaría también los títulos de 2006, 2007 y 2008.
"Espero que Borg me mande un mensaje de agradecimiento", dijo el sueco Robin Soderling en 2009, tras impedir que Nadal pudiera romper el récord de su compatriota con un quinto Roland Garros seguido. Al año siguiente, el de Manacor retomó su idilio con París y se vengó con una actuación soberana con la que ya fue coronado rey.
La afición francesa firmaría su rendición viendo al español ganar esos cinco títulos seguidos hasta 2014, y otros tres más caerían en 2017, 2018 y 2019. Nadal patentó su estilo y marca registrada sobre la tierra más prestigiosa del tenis, en una carrera constante de trabajo, superación y motivación como explicación al fenómeno que comenzó aquel 23 de mayo de 2005.