La Primera División de fútbol sala se ha convertido en una lucha constante en la que casi no hay tiempo para recrearse en las victorias o lamentarse de las derrotas. De hecho, no hay margen casi ni para pensar en exceso tras los partidos porque no hay descanso ni respiro alguno. La competición se ha vuelto tan igualada que el concepto de dar la sorpresa ha quedado descatalogado y ya ha perdido vigencia. El tópico se ha convertido en un hecho en sí mismo y ganar a cualquiera o perder con cualquiera es la realidad del día a día de los equipos, seas grande o pequeño, humilde o poderoso. La exigencia es máxima en cada partido desde hace varias temporadas. Eso hace que, a día de hoy, equipos como el Palma Futsal saquen un punto contra el campeón y parezca insuficiente porque el portero rival fue el mejor del partido, entre otros ejemplos. O que plantear un partido contra Servigroup Peñíscola se haga desde la idea de que uno de los puntos importantes será saber sufrir durante el partido; basta con mirar el partido de la primera vuelta o ver los precedentes de las temporadas anteriores.
De poco sirven las clasificaciones más allá de situar a cada equipo en una posición. A la hora de afrontar un partido no sirve de referencia alguna. Y el que se confía, cuenta con un borrón en su casillero antes de iniciar el encuentro. El Palma Futsal visita este martes (21 horas) Peñíscola en una semana clave en la que los tres partidos que se juegan van a marcar el futuro. Tras el empate ante el Barça, el equipo mira las dos citas que tiene fuera de casa y que resultarán importantes a nivel de clasificación y confianza. De nada habrá servido sacar cuatro puntos ante dos de los grandes en casa si ahora no se sigue en la misma línea en las visitas a Peñíscola y Zaragoza. Y esa es la ambición del equipo. Los de Antonio Vadillo quieren más para crecer en sensaciones y también en resultados. La lucha por ser cabeza de serie no permite respiro alguno sea cuál sea el rival y el nivel de exigencia y juego tiene que ser el máximo para ser el que mejor aguante la carrera de fondo que se ha convertido en una carrera de obstáculos. Ahora llega uno que a los palmesanos les cuesta superar y en el que ya han tropezado varias veces, lo que hace que todos estén vigilantes. El equipo llega en un gran estado de forma, con un buen nivel físico y de juego y en una buena situación en la clasificación pero sin margen para bajar la guardia.