La victoria merecidísima el jueves pasado ante un equipo que fue bastante inferior a lo que había demostrado en la mayor parte de la liga, ha sido definitiva.
En el partido del Carlos Belmonte, los manchegos lo intentaron pero les faltó fuelle para llevar hasta el final, el cierto dominio que mostró en los primeros minutos y que, aunque no con muchas ocasiones, les llevó a conseguir el gol en el primer cuarto del tiempo reglamentario; parecía que el guión, pensado y soñado por ellos, se iba a concretar.
El Mallorca empezó dubitativo en un ambiente caldeado y que en el que el equipo de Ramis tiró de todo lo que tenía para doblegar a los nuestros; antes del encuentro criticando la labor del árbitro en el partido de ida (opinión solo compartida por ellos mismos) y una vez empezado el mismo, provocando a los jugadores bermellones con juego, digamos que en el límite de lo deportivo.
Quizás por todo eso no reaccionamos hasta la segunda parte en la que seguramente Vicente Moreno, aprovechando el descanso, les hizo recapacitar y estimular. La alineación que había dispuesto era la misma que la titular en el partido de ida y en la segunda parte lo único que modificó tácticamente fue el pasar a Dani Rodríguez más en banda derecha para que Leo Suárez jugase más de enganche; y con solo eso, más, supongo, la inyección en forma de arenga que habrá realizado, fue suficiente para que el dominador del encuentro fuésemos nuevamente nosotros. Dispusimos de varias ocasiones, algunas más claras que otras pero el anhelado gol no llegó y claro, los albaceteños, con la derrota en la nuca, intentaron asediar la portería de Reina al que obligaron a intervenir en un par de ocasiones haciendo probable una prórroga que hubiera sido dolorosa e injusta con nuestro equipo y que finalmente no llegó; menos mal, hubiese sido terrible.
Definitivamente el Mallorca fue mejor en el cómputo global de la eliminatoria y merecidísimo su pase a la final contra el Depor. Es curioso que los dos equipos clasificados más abajo de los de que disputan el play-off sean los que han pasado.
El último partido de la temporada 2018/19 del Mallorca se jugará en Son Moix y esta vez sí habrá premio o castigo, así que estoy imaginando otra jornada como la primera con el Albacete, con una afición deseosa de éstos estímulos que llenaran el estadio nuevamente.
Pero la primera parte del trabajo la tenemos éste próximo jueves a las 21.00 h en Riazor; ahí estará la mitad del esfuerzo para conseguir el objetivo. No me atrevo a hablar de favoritos; analizando todo, en éste momento creo que las apuestas tendrían que estar al 50%; si jugamos como hace unos días o incluso como el último partido en Coruña, a pesar de haberlo perdido en el minuto 95, soy optimista, pero éste es otro equipo, otro partido, otra eliminatoria.
A disfrutar.