Que la Copa es una competición especial lo escenificaron Real Madrid y Movistar en el primer cuarto de su choque de cuartos de final. Fue un festival de canastas que acabó con 29-27 para el Madrid. Estudiantes no volvió la cara en ningún momento y los aficionados pudieron disfrutar de un buen baloncesto de ataque.
Pablo Laso, entrenador del Real Madrid, se debió acordar del refranero y de aquello de que «cuando las barbas de tu vecino veas pelar por las tuyas a mejorar», por lo que le acababa de ocurrir al Baskonia ante el Joventut. Por eso el técnico decidió que en el segundo cuarto había llegado el momento de defender. Y los colegiales acusaron el golpe. Baste decir que el parcial fue 21-7. Claro, pues, como el agua y 50-34.
El hispano-mexicano Gustavo Ayón, que dominó los tableros en el primer acto, dejó el protagonismo a Rudy Fernández en el segundo, en su versión de jugador total. También se produjo la vuelta de Sergio Llull, otra buena noticia para los madridistas, aunque las dos mandarinas que lanzó no alcanzaron su objetivo.
En el Estudiantes, el descaro de Darío Brizuela y la clase de Omar Cook brillaron en los primeros diez minutos, pero cuando el Madrid les ató más en corto se quedaron sin puntos. Dos anotó Alessandro Gentile, otros dos Goran Suton y un triple Nic Caner-Medley, fue su única producción ofensiva.
El Madrid volvió, tras el pase por vestuarios, con las mismas ganas y con Ayón dominando y Anthony Randolph y Gabriel Deck sumando puntos. El marcador se disparó hasta un 63-39 (m.23.45) y alcanzó los 27 puntos (68-41, m.27.30).
Al final del tercer cuarto se llegó con un 73-48 y la victoria prácticamente decantada.
En el último cuarto, Laso siguió con las rotaciones intentando no castigar en exceso a sus jugadores y hay que apuntar en el haber de los dos equipos que nadie bajara los brazos.
Real Madrid, Estudiantes y el derbi se reivindicaron con este jugar hasta el final, hasta el 94-63.