Los blanquiazules firmaron un fútbol gris en la primera parte, sin pisar el campo contrario. Los azulgrana, que no perdían desde la Supercopa de España, no estaban inspirados en la puntería. Y tampoco se vio a un Messi voraz. En cuanto el argentino falló la pena máxima, el Espanyol cambió el registro y buscó el gol.
El Barcelona arrinconó al Espanyol en su área en los primeros diez minutos, pese a no tener ocasiones claras. La acumulación de centrocampistas por parte del anfitrión dificultaba las llegadas. Una falta de Messi y un tiro lejano de Busquets que desvió Diego López a córner fueron los primeros avisos de los azulgrana.
Los de Valverde controlaban el choque. El balón era suyo y estaban instalados, salvo alguna excepción, en el campo rival. Gerard Moreno, solo arriba por el cambio de dibujo táctico, no tenía margen de maniobra y la creación blanquiazul era tosca. Era, en definitiva, un monólogo azulgrana, aunque impreciso en la pegada.
Leo Messi, alejado de su excelencia habitual, probó fortuna ante Diego López en el minuto 22, pero el gallego atrapó con solvencia. El Espanyol seguía a rajatabla un planteamiento sobrio, aunque a la media hora disfrutó de una contra de Moreno que salió desviada. Su mejor y única ocasión hasta entonces.
En los últimos diez minutos antes del descanso, los de Quique avanzaron metros, aunque sin excesivos riesgos. El Barcelona esperaba, consciente de que podría hacer daño la contra. Y estuvo a pocos centímetros de sorprender Denis Suárez en el 44 con un balón pegado al palo izquierdo.
El Espanyol sentó a Darder y sacó a Baptistao tras el descanso. Más pólvora y menos creación. El cambio pareció sentarle bien al anfitrión, más incisivo en la reanudación. El Barcelona, por su parte, seguía enseñando músculo y Aarón, que pudo ver la segunda amarilla, tuvo que hacer falta para frenar a Sergio Roberto.
Messi también quería protagonismo y examinó los reflejos de Diego López con una volea en el área pequeña. Ernesto Valverde no se conformaba con un 0-0 y sacó a Luis Suárez en el 58. La insistencia azulgrana provocó un penalti de Granero sobre Sergi Roberto en el 60.
Leo Messi plantó el balón en los once metros y lanzó con tiralíneas a la base del poste derecho, pero Diego López se estiró para frustrar el tanto y ser ovacionado. Eran momentos de euforia en el feudo perico. Los de Quique aceleraron durante unos instantes y Cillessen tuvo que detener un remate de cabeza de David López.
El choque estaba más vivo. El Espanyol tuteaba al Barcelona, que no encontraba su mejor versión. De hecho, en los compases finales del partido, eran los locales los que tenían más presencia en área contraria. Eran momentos de tensión. Cillessen reclamó al árbitro el lanzamiento de un objeto por parte de un aficionado.
Poco después, en el 82, Marc Navarro envió una falta cerca del larguero y obligó al meta azulgrana a sacar una mano salvadora. El Espanyol hacía méritos, mientras que el Barcelona llevaba desconectado algunos minutos. Al final, el premio se lo llevó Óscar Melendo.
El canterano blanquiazul culminó una jugada de Víctor Sánchez y Marc Navarro, que fijó el balón en el punto de penalti. Melendo aprovechó el primer remate claro de jugada entre los tres palos del equipo para firmar el 1-0 definitivo, rompiendo así una racha de diez temporadas sin ganar al Barcelona como local.