Pero al margen de los resultados que avalan la trayectoria de un entrenador, hablamos sin conocer cómo entrena y cómo es capaz de gestionar un grupo, lo cual es lógico porque no estamos en el día a día de un equipo ni en el interior de un vestuario.
Lo que no es tan lógico es hablar de alguien sin saber tiempo para juzgarle. Lo mismo vale para un jugador al que no conocemos y por el que nos mojamos ya sea para alabarle o para criticarle, que para un entrenador al que no hemos visto trabajar. Javier Olaizola nunca lo ha tenido fácil en su carrera, ni como jugador ni tampoco lo ha tenido ahora como entrenador, ha superado los prejuicios sobre lo que podía ofrecer como jugador cuando se le daba por finiquitado para un equipo con aspiraciones en segunda división, y luego para primera división. Nunca era el jugador indiscutible ante los demás, pero siempre lo era.
El mismo empuje y voluntad que le hizo tener una gran carrera como futbolista pudo ser un handicap pues ya sabemos que las emociones son desmedidas. Eso que llamamos carácter es lo que hizo de Javier Olaizola uno de esos jugadores con los que te irías a la batalla que fuera necesaria, sus entrenadores, sus compañeros le querían así, y por eso llevó el brazalete de capitán tantos años.
Como entrenador tampoco lo está teniendo fácil. Siendo un técnico de la casa, del fútbol base, cogió a un Mallorca al borde del descenso a Segunda B a falta de tres jornadas en la temporada 13-14, entonces acababa de regresar a la isla, y a su casa, el Mallorca. El guipuzcoano se lo jugaba todo a una carta, él que había vivido lo mejor con el Mallorca, podía ser el inquilino en el banquillo de un descenso en el que no tenía nada que ver.
Nadie podía dudar que Olaizola aceptaría el reto, y lo hizo, y se salvó al Mallorca. Se hizo acreedor de continuar al frente del equipo pero por lo que fuera se optó por otra opción, no dejó de confiarse en él ya que se hizo cargo del B.
Ahora, a Javier Olaizola le ha llegado la oportunidad necesaria, con tiempo por delante para trabajar y para demostrar cómo es como entrenador, no como entrenador de dos o tres partidos a la desesperada. Y ha cogido un equipo en estado lamentable, en clara decadencia física, táctica y anímica. Cogió un muerto para entendernos, eso lo vimos todos, y el equipo con él dos semanas siguió bajando hasta tocar fondo. Yo no sé si Olaizola será capaz de llevar para arriba el Mallorca, lo que sí sé es que es necesario ver trabajar a un técnico antes de juzgarle, no se pueden saltar los pasos.
Puede parecer que un proyecto ambicioso y que ha puesto mucho dinero para reflotar el Mallorca emita señales contradictorias. Traen primero un entrenador de nombre pero fuera de circulación, es un fiasco, y la opción siguiente no es la vía experimentada sino un técnico de la casa al que le dan una oportunidad, pero no tiene por qué ser una mala solución. Por lo pronto el aire fresco al equipo se lo da un canterano como James, que ese aire fresco invada a todo el equipo. Si algo creo es que Olaizola puede ser capaz de repasar la primera parte del abecedario de un equipo de fútbol, no hace falta que lleguen a la j ahora tal y como están, sólo que hagan bien la a,b y c. Con eso tendría un equipo de fútbol.