Es decir, sin orden ni concierto. Si mirábamos al equipo en el terreno de juego uno se tenía que preguntar a qué estaban jugando. Verlos en el campo nos recordaba a los partidos de fútbol del patio de colegio en donde todas corríamos, con ganas, pero que no sabíamos lo que hacer.
El equipo cambió cuando Culio se lesionó y hubo que improvisar un cambio en el aspecto táctico. Lago Junior dejó de estar sólo y tuvo la compañía de Lekic, auténtico delantero centro. El 4-4-2 dio las alas y la fuerza que se necesitaba. James a correr, jugar y centrar y aportó alegría necesaria para que llegasen las ocasiones de gol.
Los goles llegaron en la segunda mitad, se sumaron tres puntos que al final era lo que realmente interesaba.
A este Mallorca no hay que pedirle florituras. A este equipo con lo que tiene, que no es mucho, hay que pedirle contundencia en defensa y salir rápido y veloz en ataque para buscar el gol. Estos dos aspectos deberían servir para conseguir las victorias que se necesita para la salvación.
Todos hablábamos de que hay que ganar diez partidos para mantener la categoría. Pues bien, ya sólo nos quedan nueve y toda una segunda vuelta por delante. Hay tiempo y se debe ir consumiendo con la mayoría de puntos posibles.
Ahora tocan dos partidos lejos de Son Moix Getafe y Reus. Duelos difíciles, pero hay que jugarlos.
Lo mejor de ayer fueron los tres puntos y que se sale de la zona del descenso, por poco, pero salimos.