Según el análisis realizado a través de i|empresa, una herramienta de seguimiento del tejido empresarial de las Islas que lanza este jueves, Fundación Impulsa ha concluido que el 95,5% de las microempresas y el 3,8% de las empresas pequeñas han dudado de su viabilidad, así como el 0,5% de las medianas empresas y el 0,5% de las grandes.
El director técnico de la Fundación, Antoni Riera, ha señalado que la empresa balear "se adentró en el nuevo escenario con una situación económica favorable, tanto en términos de rentabilidad como de sus líneas base de riesgo, a pesar de que a finales de 2019 se empezasen a observar algunos signos de relajación en los resultados, tanto en términos de facturación como de beneficios".
En conjunto, según la Fundació Impulsa, las unidades activas del tejido no agrario de las Islas cerraron sus últimas cuentas prepandemia con un retorno de la inversión (o rentabilidad financiera, ROE) del 12%, porcentaje inferior al registrado el ejercicio anterior (14,3%).
Esta situación se explica por una moderación de la rentabilidad económica (6,7% vs 7,9%, 2018) a razón de la relajación de los márgenes empresariales (8,4% vs 9,9%, 2018) y la rotación del activo (-1%).
De acuerdo con estos resultados, el tejido empresarial ha mostrado, según ha apuntado Riera, "una capacidad financiera de partida nada despreciable para afrontar estos tiempos tan difíciles, si bien, una vez superada esta etapa, será necesario retomar las asignaturas pendientes en materia de productividad".
Y es que según i|empresa, el valor añadido generado por trabajador, cifrado en una media de 56.852 euros, ha retrocedido un 2,1% en términos nominales, comportamiento que la productividad del capital también ha reproducido y con una mayor intensidad (-4,9%).
Frente a este balance, ha apostillado Riera, "las empresas deben encontrar nuevamente el margen necesario para la inversión, pues con esta crisis también se abren nuevas ventanas de oportunidad para acelerar, desde la eficiencia y la innovación, nuestra capacidad competitiva".