Con todo, Martí March ha seguido al frente del gran barco que supone la Educación y la Formación Profesional, una cartera que, desde siempre, ha tenido que hacer equilibrios entre la sensibilidad de los padres, las lenguas vehiculares y las reivindicaciones del cuerpo funcionarial.
March y los suyos se implicaron desde el primer momento en sostener la red de escoletes de Palma, aportando 900.000 euros al Patronato de Escuelas Infantiles. Una parte de esta inversión fueron para la promoción de la escolarización de los hijos de familias vulnerables. Una aportación que gustó a unos pero no tanto a otros, ya que los municipios de la Part Forana que también tienen escoletes 0-3 y también las han de mantener, y es que no solo en Palma se escolarizan críos.
En noviembre de 2020 las matriculaciones en Formación Profesional llegaron a su máximo histórico. Más de 19.500 estudiantes inscritos, casi 3.000 más que el año anterior. La conselleria anunció un incremento de la oferta de plazas.
Llegan los presupuestos de este 2021 y a finales del 2020 se anuncia un aumento del 44,52% en la partida de Educación. Este porcentaje supondrá casi 49 millones de euros más que prevén la construcción de 6 nuevos centros, así como otras tantas reformas y ampliaciones a otros equipamientos docentes.
En el retorno a las aulas, en plena pandemia por la COVID-19 y en medio de las reiteradas quejas de padres y profesores por el frío que sufrían sus hijos en las aulas, abiertas para ventilar y sin calefacción, buenas noticias, solo el 0,09% de los alumnos resultaron contagiados en el primer trimestre de este año.
Pese a ello, los sindicatos se quejaron en junio del 2020 porque el Govern no había negociado con ellos el plan de retorno a la presencialidad. Un anuncio que se hizo sin ni tan solo reunir a la mesa sectorial.
El curso escolar 2019-2020 volvió a empezar en Balears con 95 aulas modulares o también conocidas como barracones. Dos más de las que había antes de 2015 cuando empezó el primer Govern del Pacte.
Pese al aumento de la demanda de Formación Profesional, Balears lidera el ranking estatal en abandono de los estudios una vez finalizados los estudios reglados. Esto significa que aquellos alumnos que una vez acaban la ESO deciden aparcar los libros son superiores al 24%. Un dato nada alentador.
El 2020 empezó con un notable malestar en los centros educativos por la reducción presupuestaria aplicada desde la Conselleria a causa de la remanente de 22 millones de euros. Por ello, Educació procedió a bloquear las cuentas de los centros para evitar que siguiera creciendo.
Por otro lado, pese a que el conseller d'Educació, Martí March, se comprometió en 2015 a que no hubiera más de 20 estudios por aula en los colegios de Balears, dentro de Educación Primaria esta ratio es, cinco años después, de entre 27 y 28 alumnos.
La incomodidad de las concertadas por las políticas de la conselleria sigue viva y no viene de ahora. Se siguen sintiendo de segunda. Sobre todo en el marco de la futura ley de educación de Balears (23 años después de obtener las trasferencias en esta materia) la cual ha empezado a caminar, pero no sin polémica.
La atención a la diversidad educativa centra buena parte de las críticas de una ley educativa cuestionada por unos y aplaudida por otros.
Con todo, luces y sombras en la gestión de Martí March al frente de Educació en el ecuador de la actual legislatura, ahora juzguen ustedes mismos.