Cuando los agentes llegaron al lugar, no encontraron indicios de ningún tipo de robo, así que decidieron dar una batida por la zona, siendo que en la C/ Torcuato Luca de Tena observaron a una persona, de unos 25 años, que empujaba una motocicleta marca Yamaha por encima de la acera.
Cuando la patrulla le dio el alto, este individuo emprendió la huida a la carrera sin dejar la motocicleta, por lo que los agentes no tardaron en darle alcance.
Mientras le identificaban, le preguntaron por la titularidad del vehículo y contestó que era de un amigo suyo llamado Enrique, pero al comprobar con la base de datos, resultó que era una mujer. Fue en este momento cuando esta persona se puso agresiva, quitándose la camiseta y empezando a gritar frases con graves insultos y amenazas de muerte.
Al mismo tiempo, la Base del 092 realizó gestiones y consiguió contactar con la titular de la motocicleta, quien, efectivamente, la tenía estacionada por la zona de Pere Garau y aún no se había percatado de su sustracción. Posteriormente, la propietaria se acercó al lugar, se hizo cargo del vehículo, y fue informada de la manera de proceder para interponer la correspondiente denuncia.
Por todo ello, los agentes procedieron a la detención del individuo y le trasladaron a las dependencias de Sant Ferran. Durante todo el viaje no cesó de increpar a los policías y de amenazarles de nuevo.
Una vez en las instalaciones policiales, mientras se iniciaban las diligencias por parte de la División de Policía Judicial (DPJ), continuó profiriendo graves amenazas, jactándose de sus conocimientos en artes marciales y que les iba a golpear hasta matarlos. Llegó al extremo de amenazar a la familia del agente responsable de la tramitación del atestado por el simple hecho de solicitarle la firma de una diligencia.
El detenido siguió con esta actitud incluso dentro del calabozo y no finalizó hasta que fue conducido a las dependencias de la Policía Nacional, junto con el atestado, para su conclusión.