El pasado 30 de julio, los vecinos del número 31 de la calle Blanquerna y del número 44 de la calle Guillem Massot se veían obligados, por precaución, a abandonar sus casas con unas pocas pertenencias al hundirse parte del suelo de la peluquería situada en los bajos de uno de los edificios.
Un hundimiento del suelo provocado por las filtraciones en las tuberías de aguas residuales. Por ello, estas semanas se han realizado trabajos urgentes para instalar nuevas tuberías.
Este lunes se retiraba el precinto que impedía el acceso al edificio de la calle Blanquerna y aunque todavía se puede ver el cartel de precintado, los vecinos han podido pasar ya la noche en sus casas, tras casi un mes viviendo con familiares, amigos o en albergues municipales.
Mientras los vecinos del número 31 de la calle Blanquerna pueden volver a hacer vida normal, está previsto que los vecinos de la calle Guillem Massot 44 puedan hacerlo en las próximas horas. En cambio, los locales comerciales todavía deberán esperar un poco más para reabrir sus puertas.