Es el caso de Calçats Melchor. La histórica zapatería ubicada en la porta pintada de Palma echará el cierre en octubre tras más de medio siglo abierto. El gerente del establecimiento, Melchor Palou, asegura que es una decisión dolorosa pero muy meditada, y es que las cuentas no salen.
"Milagros hacemos pocos, suficiente hemos hecho aguantando crisis, pandemias... hemos aguantado mucho pero llega un momento en el que no tienes otra opción", ha reconocido Palou, añadiendo que "vendemos producto hecho en España de mucha calidad, pero los márgenes cada vez son más pequeños, si añadimos gastos las cuentas no salen".
Otro comercio emblemático que está de liquidación es Teixits Bellver. El negocio no cierra, pero tras casi 60 años en la calle San Miguel se mudan a Los Geranios por el elevado precio del alquiler y la bajada en las ventas. "Nos vamos cerca para que los clientes no tengan problemas para encontrarnos, no es una primera línea como San Miguel pero confiamos que los clientes sigan siendo fieles y podamos seguir adelante unos años más, al menos hasta la jubilación", ha admitido Lladó.
Su propietaria, María Teresa Lladó, reconoce que no queda otra si quieren seguir adelante con el negocio. "Vendiendo sábanas y productos del hogar es muy difícil pagar estos alquileres", añadiendo que "con el descenso de las ventas, especialmente la venta de uniformes al venderlos directamente los colegios sin intermediarios, no podemos pagar el alquiler".
Clientes habituales como Jesús lamentan la complicada situación que vive el comercio tradicional y de toda la vida, advirtiendo que con estos cierres Palma está perdiendo su personalidad. "Es lamentable que tiendas como estas vayan cerrando, los tiempos cambian pero da pena".
"Las calles comerciales son todas iguales vayas a la ciudad que vayas tienen las mismas tiendas y esto es muy triste", ha lamentado la propietaria de Teixits Bellver, añadiendo que "es muy triste, hace 20 años la calle San Miguel estaba llena de comercio local y con el tiempo han ido cerrando y prácticamente no queda ninguno abierto".
"Desgraciadamente el comercio local lo tiene muy difícil para competir con todo lo que hay, es un mundo en contra. Admiro a los que siguen adelante porque es una lucha constante", afirma Melchor Palou.
Y estos son solo algunos ejemplos de lo que está ocurriendo con el comercio de proximidad en nuestra ciudad. En la que los comercios que sobreviven resisten como pueden ante todas las dificultades a las que debe enfrentarse el sector.