Un pacto que afectará muy negativamente al equilibrio entre pagos y cobros que mantiene Baleares con el resto del Estado, que ahora ya es deficitario.
Cataluña saldrá del sistema de financiación autonómica común una vez que Salvador Illa sea investido como presidente y ocupe su despacho de la plaza de Sant Jaume de Barcelona. Con ello, la Generalitat recaudará todos los impuestos que se generan en su territorio y, después, pactará con el Gobierno de España las compensaciones correspondientes a cambio de los servicios generales que gestiona el estado. Primordialmente, asuntos exteriores y defensa.
Por tanto, Cataluña dejará de estar en el grupo en el que se quedarán la Comunidad de Madrid y las Islas Baleares. Es decir, el de las autonomías que entregan al fondo común del Estado más dinero de lo que, en paralelo, reciben de este mismo Estado.
Son, por tanto, las únicas tres autonomías que mantienen vivo el escudo social de España: la sanidad, la educación, la seguridad y los servicios sociales.
Y es que Galicia, Asturias, Cantabria, Aragón, Castilla y León, La Rioja, Extremadura, Castilla La Mancha, la Comunidad Valenciana, Andalucía, Murcia, Canarias, Ceuta y Melilla ingresan del Estado más de lo que aportan gracias, hasta ahora, a lo que pagan Madrid, Cataluña y Baleares. Esta es la solidaridad autonómica de España.
Pero, con la salida de Cataluña del sistema, Baleares y Madrid se quedan solas pagando más de lo que ingresarán.
Llegados a este punto, ahora en 2024, ¿qué es lo que aporta Baleares al fondo común? ¿Y qué es lo que retorna al archipiélago desde este mismo fondo común?
Redondeando las cifras, el estado ingresará este año de Baleares 1.350 millones de euros a través de los impuestos que se recaudan en el territorio insular, especialmente el IVA. Y, una vez esta cantidad haya sido ingresada en el fondo común que administra el Ministerio de Hacienda, retornarán a las islas (según las reglas del sistema de financiación autonómica) poco más de 900 millones de euros.
Una vez realizada una simple resta, comprobamos que Baleares padece un déficit en esta balanza solidaria de más de 450 millones de euros. Es decir, 450 millones de euros que se van y que no regresan.
450 millones de euros que no están siendo utilizados por el Gobierno de Pedro Sánchez para compensar a los funcionarios del Estado por los costes de la insularidad (incluidos agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil). Tampoco para romper los costes que, de nuevo, la insularidad multiplica sobre las exportaciones de las empresas de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera y que, en paralelo, encarecen todos los productos que nos llegan al archipiélago desde el exterior. Es decir, el 90 por ciento de los alimentos, todos los productos manufacturados y los combustibles, entre otros.
450 millones de euros de desequilibrio solidario que, de no comprometerse Pedro Sánchez a un nuevo sistema de financiación autonómica, serán bastantes más una vez Cataluña salga del marco común y, entonces, Madrid y Baleares se queden solas como las comunidades que pagan mucho más de lo que ingresan.