Aquí, en Baleares, los precios de las viviendas están ahora un 30 por ciento más caros que al finalizar la pandemia de la Covid-19. Y, además, un 25 por ciento más altos que cuando estalló la burbuja inmobiliaria. Todo ello forma un escenario que imposibilita el alquiler o la compraventa por parte de los ciudadanos con ingresos medios. Y, según los principales analistas, está situación no cambiará en los próximos 10 ó 15 años.
El último informe del BBVA Research sobre el sector inmobiliario de España no aporta ninguna sorpresa sobre lo que, sin acudir a las cifras estadísticas, ya saben (y padecen) los habitantes de las Islas Baleares: que los precios de los alquileres y de las compraventas de viviendas aquí, en el archipiélago, son los más altos del país… y con diferencia.
Para muestra, tres botones:
Primero: los precios medios de las viviendas en Baleares suben por encima del 8 por ciento interanual. Ninguna otra comunidad española está en esta misma posición. Recordar que los precios al consumo (la inflación) sube un 3’2 por ciento, casi cinco puntos menos.
Segundo botón de muestra: el 40 por ciento de las compraventas de viviendas en Baleares las firman personas extranjeras. Es decir, los residentes no solo compiten con los precios sino que, además, el poder adquisitivo de los inversores del norte y centro de Europa se come casi la mitad del pastel inmobiliario balear.
Tercer botón: los precios medios de las casas están un 30 por ciento por encima de los registrados al final de la pandemia, en 2021, y un 25 por ciento por encima de los que provocaron el estallido de la burbuja inmobiliaria de 2018.
Y todas estas estadísticas coinciden, además, con una realidad transversal: Baleares es la comunidad autónoma española donde más se han encarecido las viviendas y dónde más le cuesta a un residente conseguir un hogar a un precio asequible para su salario medio.
Los analistas del Observatorio Inmobiliario del BBVA Research, una vez expuestos los datos objetivos, hacen un ejercicio de prospectiva.
Consideran positivas las medidas puestas en marcha por el Govern balear de Marga Prohens para revertir esta situación, como convertir locales comerciales en viviendas, aumentar el número de ellas por piso (reduciendo así su tamaño por planta) y permitiendo construir edificios con más alturas.
También destacan el plan denominado Bild to Rent, construir para alquilar. Es decir, sobre terrenos públicos cedidos por los ayuntamientos, promover a través de empresas constructoras privadas pisos que, después, se alquilarán a través del Ibavi a precios sociales.
Asimismo, el BBVA Research aplaude el plan Alquiler Seguro. Con él, y a través de los colegios oficiales de agentes de la propiedad inmobiliaria y de administradores de fincas, el Govern alquilará pisos que, a su vez, habrán sido cedidos por propietarios particulares. La comunidad autónoma garantizará a estos propietarios un precio estable, aunque inferior al de mercado, pero con una garantía real de cobro y de desalojo de los inquilinos morosos, para evitar las okupaciones.
Sin embargo, el Observatorio Inmobiliario concluye que, pese a ser todas ellas medidas positivas, su implantación aún es, en muchos casos, simples propuestas teóricas y que, una vez activadas, sus efectos no se verán reflejados en los precios hasta dentro de 10 o, incluso, 15 años.
Es decir, a Baleares y a los baleares le esperan aún 10 ó 15 años más de viviendas con precios extremos.