Una catástrofe de la que justo este martes se cumplen dos meses. Y es que lo largo de estos 61 días, han sido muchos los acontecimientos que han ido discurriendo entorno a esa desgracia sobre la que todavía giran muchos interrogantes.
Cuatro personas perdieron la vida. Abdoulaye Diop de 44 años que trabajaba como portero en otro conocido local de la zona, pero él no sería la única víctima senegalesa de la tragedia, ya que una compatriota, que trabajaba en el local como camarera, también apareció bajo los escombros. Maryamma Syll. Las otras dos víctimas eran dos turistas alemanes, que se encontraban de vacaciones en la isla. Además un total de 17 personas resultaron heridas de diversa consideración, aunque todas ellas de manera progresiva fueron saliendo del hospital.
Inmediatamente después del derrumbe, la policía en colaboración con inspectores del ayuntamiento, inició una investigación. Apenas una semana después del derrumbe se determinó que la ampliación de la terraza era ilegal, y la zona chili out no disponía de licencia.
De hecho, la transformación del inmueble de la calle Cartago de la Playa de Palma no pasó desapercibida para los técnicos municipales, y es que una Inspección Técnica del Edificio, conocida como ITE, de 2017 ya se calificaba esta zona del local como no transitable. Ahora todavía queda por ver cuál será la responsabilidad que deba asumir el Ayuntamiento tras conocer cuál era el estado del local.
Una vez analizada toda la documentación, el 26 de junio se procedió a la detención del máximo responsable del establecimiento, el empresario austríaco, Christian Arnsteiner acusado de cuatro delitos de homicidio imprudente y otro de lesiones graves correspondientes a las 17 personas que resultaron heridas de diversa consideración.
El juez de instrucción puso en libertad al austriaco ese mismo día, pero le retiró el pasaporte.
Precisamente el propio Christian Arnsteiner, reabría hace dos semanas el local contiguo al Medusa Beach, con un nuevo nombre, el restaurante Laguna Playa, una pizzería. Algo que causó gran impacto social ya que a escasos centímetros de él todavía se podían ver las coronas de flores colocadas en recuerdo a las víctimas mortales.
Eso sí, poco le duraría la alegría al empresario austriaco ya que el ayuntamiento tres días después de su apertura, procedería a su clausura ya que no contaba con la autorización para abrir. Eso sí, una vez subsane todas las deficiencias detectadas podrá volver a subir la barrera.
Pero seguramente nada volverá a ser lo mismo en la calle 34 de Playa de Palma, especialmente para los locales y residentes. Otra historia muy diferente es la realidad que viven los turistas que a unos metros de distancia aprovechan la arena y el mar de Mallorca, o directamente han convertido lo que fue una desgracia en un punto de atracción turística.
Y a tan solo 200 metros del Medusa, donde hoy hace dos meses se produjo el derrumbe que se llevo por delante la vida de cuatro personas, hace apenas unos días se desalojaba este edificio por riesgo también de derrumbe por un pilar roto. Una nueva evidencia que pone de manifiesto el frágil estado de los inmuebles de esta zona de playa de palma, donde se niegan a volver a revivir una noche como aquella del pasado 23 de mayo.