Al llegar al lugar, los agentes observaron una gran cantidad de sangre en el suelo y solicitaron asistencia sanitaria para atender a los heridos.
Testigos e implicados, de nacionalidad ecuatoriana y en torno a los 40 años, relataron que se encontraban celebrando una fiesta privada cuando un hombre, en estado de embriaguez, accedió al local. Tras ser invitado a salir, este reaccionó de forma violenta contra los presentes, dirigiéndose de manera ofensiva hacia una de las mujeres y llegando a tocarle las nalgas.
Dos mujeres más fueron atendidas por personal sanitario por heridas sangrantes de diversa consideración. Una de ellas fue trasladada a un centro médico para continuar las curas.
El presunto autor del altercado declaró haber sido agredido por un individuo al estar hablando con quien podría ser su pareja. Según su versión, más personas se unieron a la pelea, viéndose obligado a defenderse. Las lesiones que observaron los efectivos policiales se localizaron en el rostro, cuello y brazos, así como heridas en los nudillos de sus manos. Portaba además la camiseta desgarrada en su totalidad, presentando manchas de sangre en pantalón, camiseta y zapatos.
Al no obedecer las instrucciones de los policías y no mantenerse alejado de la otra parte implicada, y por temor a que su estado de agitación y nerviosismo reactivara el conflicto, los agentes debieron contener al individuo y apartarlo por seguridad. El hombre, que presentaba un fuerte olor a alcohol, balbuceaba y emitía frases sin sentido. Finalmente, se negó a ser asistido por los servicios sanitarios y abandonó el lugar.
Ante las versiones contradictorias, los agentes informaron a las partes de la elaboración de un informe judicial, así como la obligación de comparecer ante la autoridad judicial al ser requeridos y del procedimiento a seguir para denunciar los hechos.