Sin embargo, el encarecimiento del coste de la vida, la imposibilidad de acceder a una vivienda digna, los alquileres por las nubes y el aumento de los precios de los productos y servicios a causa de la inflación y la insularidad, hacen que para otros tantos, vivir en Baleares ya no sea tan bonito como pueda parecer.
Según un estudio elaborado por la empresa de análisis de mercado GFK, en Baleares el poder adquisitivo se sitúa en 16.579 euros por persona al año, una cifra superior a la media nacional pero alejada de las primeras posiciones del ranking español. Pero todos sabemos que las encuestas, encuestas son, y que normalmente contrastan con la realidad de la calle.
El acceso a una vivienda digna se ha convertido en uno de los principales problemas a los que se enfrentan los ciudadanos de las Islas. La elevada demanda y la escasa oferta que hay en el mercado hace que sea muy complicado poder encontrar alquileres o comprar un inmueble a un precio asequibles.
Precisamente, Cort calculó que un ciudadano, de media, necesita 1.240 euros para vivir dignamente en Palma, mientras que una familia con dos hijos requiere al menos 3.100 euros.
La cesta de la compra también es especialmente cara en Baleares. La inflación ha disparado los precios de los productos, sobre todo, los de primera necesidad. De hecho, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha constatado que Baleares, junto a Canarias, es la comunidad donde resulta más cara hacer la compra.
Y es que los salarios y las pensiones en las Islas, en general, están por debajo de la media estatal, contrastando con el elevado nivel de vida que hay en Baleares. De hecho, el último informe sobre el Estado de la Pobreza en las Islas elaborado por la Xarxa per la Inclusió Social EAPN-Balears pone de manifiesto que uno de cada dos ciudadanos no llega a final de mes... La otra cara de vivir en el paraíso.