23 de mayo. El Partido Popular, liderado por Marga Prohens, cambia el rumbo de la política balear. Y el 6 de junio, a las puertas del verano, la candidata del Partido Popular es investida como presidenta del Govern por el Parlament.
Frente a ella y su nuevo equipo, la incertidumbre de unas elecciones generales, sin interlocutor en el Gobierno de España para arrancar el cambio y con los Presupuestos Generales del Estado en una nebulosa de incertidumbres.
Pese a ello, Prohens ya tiene muy clara cuál es la composición de lugar y a punto el diagnóstico de Baleares.
Una sociedad -la balear- que progresivamente -año tras año- se está empobreciendo... Unos servicios públicos que rompen las costuras de un sistema que no ha sabido adaptarse a la nueva realidad creada por la llegada masiva de nuevos habitantes… De unos nuevos baleares que no hablan, ni conocen, ni entienden el catalán… Todo ello en un territorio limitado en el que faltan 40.000 viviendas para que todos -los jóvenes y los recién llegados- tengan su propio hogar.
Ante estos retos, Prohens y su Govern activan sus soluciones. La primera: reducir la presión fiscal para que el dinero esté en los bolsillos de aquellos que se lo ganan trabajando… y con él puedan llegar a final de mes, edificar sus sueños y otorgarles un futuro a sus hijos.
En los próximos presupuestos de la comunidad se incluirá una rebaja del tramo autonómico del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas, pero ahora ya está en marcha la eliminación del Impuesto de Sucesiones y Donaciones y a punto de entrar en el Parlament las deducciones fiscales por la compra de la primera vivienda y las ayudas a las familias por el nacimiento de sus hijos.
Una deducción, ésta última, que se incluye en un plan más amplio de apoyo a las familias que ya ha presentado, de cara al curso escolar que está a punto de comenzar, la gratuidad de la enseñanza, incluyendo el sector de cero a tres años.
Por tanto, familias con menos presión fiscal y, también, con la enseñanza gratuita… pero sin casas a precios asequibles. Y es que, al ritmo actual de construcción de viviendas de promoción pública -con el Govern como promotor inmobiliario-, tardaríamos 85 años en solucionar el problema.
Todo ello en Baleares, la comunidad autónoma más alejada de la España vaciada, en la que el crecimiento de la población ha sido exponencial en los últimos 20 años. Un superávit humano que no ha sido compensado por un crecimiento paralelo de los servicios públicos, especialmente el de la sanidad y la atención a la tercera edad.
Rebaja de la presión fiscal para que sean los ciudadanos los que decidan en qué invierten y gastan su dinero… Consolidación del derecho constitucional de la enseñanza para todos con la gratuidad, ahora también, de las escoletes de cero a tres años… Fidelizar y atraer a profesionales sanitarios para garantizar la atención a los pacientes y reducir las listas de espera… Y, también, un potente plan de choque para garantizar una vivienda digna para todos los baleares -para todos- a precios asequibles.
Cuatro promesas de Marga Prohens que -tras ser anunciadas en la campaña electoral, en su discurso de investidura y plasmadas en decretos que deben ser refrendados por el Parlament- suponen, de hecho, el arranque de verdad de la legislatura.
Cuatro años por delante a partir ahora para ser fiel a sí misma, a sus votantes y a la ciudadanía. Cuatro años que, sin embargo, se avizoran en el horizonte a través de la incertidumbre que provoca la marejada institucional española. Un diálogo Consolat de la Mar-La Moncloa que, por ahora y hasta final de año, ni está ni se le espera.
Vivienda, educación, turismo, familia, tercera edad, medio ambiente, sanidad y mucho más en la agenda de Marga Prohens. La carrera está lanzada. Próxima parada: las elecciones autonómicas del año 2027.
