También se han visto perjudicados los sembrados a ras de tierra, como los melones, tomates y calabacines. De hecho, en estos momentos se da por perdida toda la cosecha que se iba a recoger en los próximos días. Solamente los pastos agradecen el agua, muy esperada tras un verano extremadamente seco.
Y es que en algunos puntos de Mallorca se recogieron más de cien litros de agua por metro cuadrado, con puntas de hasta 128 litros en Escorca y 108 en el Port de Sóller, caídos en solamente 10 minutos.
Estas lluvias de fin de verano han regenerado las reservas de agua de los embalses de la Serra de Tramuntana, que según la medición realizada ayer lunes, están al 50 por ciento de su capacidad.
Unas precipitaciones que, una vez más, han demostrado que el sistema de recogida de aguas pluviales de Palma sigue siendo ineficaz. El tanque de decantación recién estrenado, con capacidad para 50.000 metros cúbicos, no fue capaz de asumir la avalancha acuática de las tormentas del domingo y se vio, otra vez, desbordado.
Así, las aguas contaminadas volvieron a ser vertidas directamente en la bahía de Palma y, consecuentemente, ha habido que colocar otra vez la bandera roja en las playas de Can Pere Antoni, Es Molinar, Ciudad Jardín y en parte de la propia Playa de Palma.
Unas playas de Palma cerradas aún este martes y que ayer por la tarde vieron zarpar del Dique del Oeste al crucero turístico Britania. El buque protagonizó una de las imágenes más impactantes del domingo, incluso recogidas en portada por los medios de comunicación ingleses.
Cuando la turbonada arrancó de cuajo sus sogas de amarre y la gran nave derivó hasta un petrolero amarrado en la zona de desembarco de combustible, las alarmas se dispararon. Afortunadamente, los daños han sido relativamente menores. El sistema de descarga de petróleo ha sido golpeado, pero no pone en peligro el suministro de Mallorca. Asimismo, el Britania pudo zarpar después de desembarcar a 320 turistas para equiparar el número de pasajeros con las lanchas de salvamento no dañadas por el encontronazo naval.
Un episodio meteorológico excepcional pero no raro -la tormenta de este domingo- que, entre otras circunstancias, dejó a miles de consumidores sin servicio eléctrico y de pasajeros en los aeropuertos de Baleares esperando durante horas al restablecimiento de todos los vuelos y, en otro ámbito muy distinto, obligó a los técnicos de medio ambiente del Govern a retirar los huevos de tortuga que aún estaban enterrados en la playa de Cala Millor para evitar su pérdida.
Después de más de 500 incidentes atendidos por el servicio de Emergencias 112, los Bomberos de Mallorca y los de Palma, con 50 carreteras afectadas por desprendimientos de árboles y rocas, y con las brigadas de Emaya trabajando en doble turno toda esta semana, poco a poco regresa la normalidad.
Una normalidad que fue quebrada, según datos aportados por la Agencia Estatal de Meteorología, por rachas de viento lateral de hasta 122 kilómetros a la hora en Capdepera, 120 en la Serra de Alfàbia, 108 en el Aeropuerto de Palma -que tuvo que cerrar sus pistas- y 102 en el Port de Sóller.
Vientos huracanados que provocaron imágenes como las que ahora les mostramos y captadas a través de las redes sociales.
Un padre rescata del mar con enormes esfuerzos y entre las olas a sus dos hijos, los tres sorprendidos por la turbonada mientras practicaban submarinismo en el Ponent de Mallorca. Y todo pese a que la Agencia Estatal de Meteorología había advertido desde el sábado de su inminente llegada.
La misma incomprensión que sorprendió a los servicios de emergencias al conocerse que el velero Makan Angin había zarpado el domingo -con dos tripulantes, padre e hijo- de Cala Galdana, en Menorca con destino a Cala d’Or en Mallorca pese a la evidencia de la tempestad que se avecinaba. Una actitud inconsciente ante el peligro inminente que en estos momentos tiene movilizado al helicóptero del servicio de Salvamento Marino intentando encontrar a la nave y sus tripulantes.
