Mesas y sillas literalmente volando en el Port d’Andratx avanzaban lo que después pasaría en Calvià, Palma, Marratxí, Sóller, Ibiza y Menorca. La cortina de agua cayó con inusitada fuerza, como una ducha helada y empapando a los ciudadanos que en ese momento estaban preparando su jornada dominical.
Los turistas huyeron despavoridos de la playa y los que se habían desplazado hasta Palma en un día nuboso para visitar la ciudad se refugiaban en los bares.
Rachas de hasta 120 kilómetros a la hora arrancaban ramas de árboles -que caía sobre los coches aparcados bajo ellos- señales de tráfico, farolas y -también- carteles publicitarios. Uno de ellos impacto sobre una mujer embarazada en Calvià, hiriéndola en una pierna, afortunadamente de forma no grave. Y mientras, el viento seguía su ruta inmisericorde.
En el dique del Oeste del puerto de Palma chocó lateralmente contra el crucero Britania, partiendo con su fuerza la soga que mantenía al buque amarrado al muelle y arrastrándolo contra un petrolero. La inmediata actuación de los prácticos del puerto y sus remolcadores frenaron la deriva del gran barco turístico. Los daños, pese a la espectacularidad del evento, han sido menores.
Tras ser remolcados ambos buques al antepuerto, y una vez comprobado que no había peligro para las personas ni el medio ambiente, fueron reintegrados a sus amarres cuando amainó la tormenta.
Unos daños que fueron más graves en la Estación Marítimo Número 1. Las rachas arrancaron de cuajo los ventanales de cristal y un grupo de turistas que intentaba refugiarse de las inclemencias del tiempo resultaron levemente heridos.
También en Ibiza un ferry impacto contra el Muelle de Botafoc empujado por el viento, sin tampoco daños personales.
En el Port de Sóller y el sur de Menorca, asimismo, también padecieron la magnitud de la tempestad. Barcas semihundidas, mamparas de bares y restaurantes arrancadas, mobiliario urbano arrasado y centenares de personas refugiadas detrás de las ventanas de los hoteles y restaurantes contemplando las dantescas escenas.
Según la contabilidad activada por los servicios de Emergencias 112 del Govern, los Bomberos del Consell de Mallorca y del Ajuntament de Palma y el servicio de carreteras de Mallorca, son más de 500 los incidentes registrados.
Muchos de ellos impactantes, como el andamio de una torre de viviendas ubicadas en la Plaza Madrid de Palma, que se desprendió y durante horas estuvo colgando y fue un auténtico peligro para los viandantes y los vecinos de la finca. Afortunadamente, no llegó a caer a la calle y tras el paso del viento dos potentes grúas lo retiraron.
Peor suerte corrieron decenas de coches que quedaron dañados tras caer sobre ellos centenares de ramas arrancadas de sus árboles. Los bomberos se esforzaron toda la jornada para retirarlas y dejar expeditas las calles y carreteras.
Una tempestad de tormentas y rachas huracanadas de viento de hasta 120 kilómetros a la hora que, además, trastocó la agenda de actos programada para el domingo.
Entre otros eventos suspendidos, el mercado artesano de Valldemossa quedó arrasado, las actividades deportivas al aire libre no pudieron celebrarse, el homenaje del Ajuntament de Marratxí a la campeona del mundo de fútbol Cata Coll tampoco puedo tener lugar y las fiestas patronales de Felanitx sufrieron las inclemencias del tiempo.
También se registraron momentos de angustia y peligro para las personas. Dos niños que se estaban bañando en un colchón flotador en la playa de Illetas se refugiaron en la isla de la torre, pero enseguida fueron localizados y rescatados. Asimismo, un grupo de piragüistas que habían decidido salir a navegar por los alrededores de las Islas Malgrats de Calvià también estuvieron a punto de naufragar, aunque no ocurrió lo peor. Y miles de anécdotas más que se acumulan ahora en la memoria de los mallorquines y menorquines -y de miles de turistas- que vivieron un hecho meteorológicamente impactante.
Y todo con una anécdota final: la suspensión del esperado concierto de Rauw Alejandro en Son Fusteret. Una cita que esperaban miles de fans y que no pudo celebrarse. La organización del evento devolverá el dinero, pero los ilusionados asistentes nunca olvidarán que la tempestad del 27 de agosto de 2023 les impidió bailar a los sones de su ídolo.
Quizás, en el fondo, poca cosa la suspensión de un concierto de reguetón ante dos desaparecidos en el mar y la imagen que a primera mañana impactaba a través de las redes sociales y fue protagonista de todos los informativos del país, cuando un grupo de placas solares arrancadas del techo donde estaban ancladas arremetía con toda su fuerza contra un edificio de Cala Major.
Este fenómeno climatológico que hemos sufrido este domingo en Baleares se conoce como turbonada. El portavoz adjunto de la Aemet en Baleares, Miquel Gili, nos explica qué ha desencadenado su llegada y las consecuencias que ha dejado su paso por las Islas.