La franja horaria más cara será la que va desde las 8 de la tarde a las 9 de la noche, con un precio de la luz de casi 150 euros el megavatio hora. Pese a todo, en agosto del año pasado el precio medio era de 260 euros el megavatio hora.
Ahora mismo, la energía producida por las placas solares y los molinos eólicos no compensa la nueva subida de los precios del gas. Y todo ello pese a la denominada Excepción Ibérica, a través de la cual la Unión Europea permite a España y Portugal topar el precio máximo del gas utilizado para producir electricidad.
Un repunte al alza de los precios de las energías que también se refleja al llenar los depósitos de los vehículos. Con las gasolinas sí que estamos pagando precios más altos que el verano pasado. Una consecuencia de la extinción del descuento de 20 céntimos por litro de combustible, en vigor en aquellas fechas y que ahora ya no se aplica.
Y es que las medidas excepcionales decretadas por el Gobierno de España para frenar el aumento de los precios han tenido respuestas desiguales. Mientras en la electricidad -con la Excepción Ibérica- y las gasolinas -con los 20 céntimos de descuento- se ha conseguido apaciguar la subida de precios de estos productos, en los alimentos la reducción del IVA del 4 al cero por ciento ha sido totalmente inocua para los bolsillos de los consumidores.
Según los datos reflejados en el Índice de Precios al Consumo del pasado mes de julio, de media, los alimentos frescos y elaborados y las bebidas no alcohólicas se ha encarecido hasta un 12 por ciento de media en relación a la misma fecha de hace un año.
Pero algunos de ellos lo han hecho incluso mucho más. Las frutas frescas son ahora un 15 por ciento más caras que hace solo 12 meses, una situación que también padecen las carnes y el pescado no congelados.
Una subida de precios que es mayor en determinados productos básicos en la cesta de la compra española. El aceite de oliva virgen, por ejemplo, está ya en el límite de los 8 euros el litro, lo que ha disparado las alarmas en el Ministerio de Agricultura. Desde el Gobierno temen que se convierta en un producto ‘delicatessen’ y no, como hasta ahora, de consumo generalizado, además de constituir la base fundamental de la saludable dieta mediterránea.
Además, la extrema sequía que padece Andalucía empeorará aún más los precios de este producto. Al ser los olivos andaluces árboles de secano, la acusada falta de lluvias ha reducido la producción que en estos momentos se está recolectando.
La falta de aceitunas y, por consiguiente, de aceite al final de la campaña prevé que el precio del aceite de oliva virgen pueda escalar hasta los 10 euros por litro en los próximos meses en los lineales de los supermercados.
Mientras tanto, los ciudadanos aseguran que no se notan las medidas aplicadas para intentar rebajar el precio de la cesta de la compra. A pesar de los datos y las estadísticas oficiales, la realidad es que son muchas las personas que van a la caza de la oferta y recorren varios establecimientos para encontrar los mejores precios. Otros han optado por marcas blancas y modificar sus hábitos de consumo.
Y es que, llenar el carro de la compra sigue siendo más caro que hace un año. Como ejemplo de la escalada de precios, el aceite de oliva virgen se ha vuelto a disparar de nuevo, y algunas marcas rozan los 10 euros el litro.
El oro líquido es más oro que nunca y según las organizaciones agrarias el aceite ha subido entre un 30 y un 35% en el último año. Unos precios, como el del aceite y otros productos, que se vuelven a cebar con el bolsillo de los ciudadanos.