Una tendencia que también se da en el resto de España. La inflación se está acelerando otra vez. En junio el IPC subió un 2’6% y en julio lo ha hecho un 3%.
La principal causa de que llegar a final de mes se haga cada mes más complicado que el anterior es, fundamentalmente, los alimentos. Mientras el IPC balear ha crecido un 3 %, la comida lo ha hecho casi un 12%, 9 puntos más.
Una evolución marcada por las frutas y los aceites. También se han encarecido las bebidas alcohólicas, el transporte no subvencionado, todo lo relacionado con el turismo y las vacaciones y las gasolinas, que llevan cinco semanas encareciéndose sin parar.
Asimismo, las rebajas de verano este año han roto tendencias y no han conseguido apaciguar la subida de los precios. Los descuentos ofertados por los comerciantes -especialmente los grandes almacenes- han sido mucho más débiles que los de años anteriores.