Los operarios de EMAYA apuraban esta mañana los últimos minutos del dispositivo especial de limpieza llevado a cabo desde el lunes en las calles de Camp Redó. Una brigada conformada por seis operarios, quienes acompañados de diversa maquinaria, acudirán cada tres meses a estas calles para tratar de reforzar así el servicio ordinario.
El presidente de EMAYA, Llorenç Bauzà, explicaba ante los medios que "se han retirado más de cuatro toneladas de objetos voluminosos; una tonelada de aparatos electrónicos y unos 500 kilos de objetos sólidos que había en las calles. Esta era una reivindicación histórica que tenían los vecinos. Así que les apelamos a que tengan la sensibilidad de mantener el barrio limpio".
Un civismo del que adolecen, según Fina Ors, presidenta de la Asociación de Vecinos y Propietarios de las viviendas de Camp Redó, algunos de los residentes de la zona. De hecho, a su denuncia se unen otras mujeres que contemplan desde la distancia el trabajo de los operarios, pero que prefieren preservar el anonimato para evitar posibles represalias.
"Lo que no puede ser es que hoy esté limpio y que yo pase dentro de tres días y esté hecho unos rastrojos", lamenta Ors, quien lamenta que "si en vez de tirar la basura dentro del contenedor la tiran fuera, pues se llena de ratas. Y claro, la persona que va después a tirar la basura al contenedor ya no llega al mismo, por lo que también la deja fuera".
Un barrio, el de Camp Redó, al que además del problema de la suciedad, se le suman frecuentes incidentes de convivencia y pasa por ser uno de los puntos de venta de droga en Palma. Un escenario, ante el que algunos vecinos, le recuerdan al actual alcalde, Jaime Martínez, la promesa que lanzó en estas mismas calles durante la pasada campaña electoral: "una rehabilitación integral. Punto".
Un proyecto que han dejado en el cajón los últimos equipos de gobierno municipal, independientemente de su color político, y de cuyo futuro ahora dependen, con carácter de urgencia, los vecinos de este popular barrio de la capital balear.
