Se prevén hasta 39 grados en los valles del Guadiana y del Guadalquivir y 35 grados en el interior de Mallorca, y con mínimas por encima de los 20 grados en noches que serán tropicales.
La anomalía respecto a los valores propios de abril será radical. La temperatura media entre las máximas y las mínimas se situará entre 6 y 10 grados por encima de lo normal en la mayor parte de España, valores propios de la segunda quincena de junio. Una discordancia térmica que tendrá puntas mucho más exageradas. En zonas muy concretas de Andalucía, Castilla La Mancha, interior de Murcia e, incluso, el País Vasco la divergencia sobre las temperaturas medias habituales será superior, incluso, en 20 grados.
Y, sin embargo, no es una ola de calor en sentido estricto. La Agencia Estatal de Meteorología establece tres umbrales de duración, intensidad y extensión para que se califique así a una subida excepcional de los termómetros: se tienen que registrar temperaturas un 95 por ciento superiores a las máximas habituales en julio y agosto, afectar al 10 por ciento de las estaciones meteorológicas y durar, al menos, tres días. Es decir, las olas de calor sólo se producen en verano.
Pese a todo, el período de calor de los próximos días, también según la Aemet, será muy cálido, muy intenso y muy inusual en abril.
El motivo de todo ello es que una dorsal anticiclónica arrastrará una masa de aire muy cálida subtropical que, acompañada de la falta de viento y nubes, provoca que la superficie terrestre se caliente aún mucho más, calentando también mucho más las capas bajas de la atmósfera.
Se acerca un fin de semana con temperaturas de finales de julio, con máximas cercanas o por encima de 35 grados, sin nubes y sin viento, lo que contribuirá a provocar aún más la sensación de bochorno veraniego. Y todo ello simplemente a finales de abril.