Según la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, un tercio de los posibles beneficiarios de ayudas sociales no las cobra por desconocimiento. El papeleo para conseguirlas es muy complicado para estos colectivos ya que se deben rellenar unos formularios demasiado largos, que en la mayoría de los casos no los entienden ni los propios hipotéticos usuarios.
Entonces, ¿de qué sirve aprobar y aprobar ayudas si el beneficiario no tiene acceso a ellas? ¿Realmente están llegando las ayudas?
Un ejemplo de esta situación es la del Ingreso Mínimo Vital (IMV). Según las estimaciones del Gobierno, esta prestación alcanzaría a 850.000 hogares, más de 2’3 millones de personas, con especial incidencia en los hogares con niños. De hecho, de los 2’3 hipoteticos millones de potenciales beneficiarios, un 30% serían menores.
La realidad es que el IMV solo llega al 40% de los beneficiarios potenciales, lo que deja fuera al 60% de potenciales beneficiarios y al 78% de dichos hogares. Así lo refleja el informe sobre el Ingreso Mínimo Vital elaborado por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef). La misma Airef, además, también señala que 400.000 hogares que podrían recibir el IMV ni siquiera lo han solicitado.
Las ayudas eléctricas están pero no llegan
No se quedan atrás como ayudas que se aprueban por el Gobierno pero que después no se reparten las destinadas al consumo de gas en las comunidades de vecinos, la llamada TUR vecinal. Según los planes del Ejecutivo de Pedro Sánchez, con esta ayuda se reduciría a la mitad la factura a pagar frente a las tarifas del mercado libre. La ayuda debía cubrir a 1,7 millones de hogares y en el primer mes de vigencia se acogieron solamente dos comunidades de vecinos. A fecha de hoy, apenas 4.053 comunidades de vecinos en toda España –de los 1’7 millones previstos– se están beneficiando de ella. Una diferencia abismal entre lo previsto y la realidad.
Tampoco el bono social térmico individual arroja mejores cifras. El 39 por ciento de la población a la que estaba destinado sigue sin pedirlo. Y es que, para solicitarlo, el usuario tiene que averiguar primero cuáles son las comercializadoras que lo ofrecen y qué documentación aportar. Y esta información no está al alcance de todo el mundo. Para muchas personas, realizar este trámite no es nada sencillo: no todas disponen de los medios técnicos para hacerlo, de conexión a internet o de la familiarización con los conceptos necesaria para entender el procedimiento.
Según la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, las personas hipotéticamente beneficiarias de rentas mínimas o de ayudas se enfrentan a un muro insalvable al ser la inmensa mayoría de los trámites por vía telemática, lo que supone un impedimento para muchas personas en el momento de realizar la solicitud y tramitarla, por no hacer mención al colapso que genera la burocracia en la administración.