El Índice de Precios del Consumo ha caído en el pasado mes de marzo más de dos puntos y medios, hasta el 3’3 por ciento de tasa interanual, según los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística.
Pese a que los precios siguen escalando, aunque de forma más moderada, se trata de un frenazo considerable sobre el IPC de febrero, mes en el que se alcanzó una subida del 6 por ciento en el coste de la vida.
Las razones de esta involución son, por un lado, el efecto distorsionador de la invasión rusa de Ucrania de hace un año, que desarticuló el sistema económico occidental, y -por otro- el efecto apaciguador en los precios de los combustibles que ha provocado la rebaja de sus impuestos por parte del Gobierno de España.
Sin embargo, la inflación subyacente -la que no incluye ni a los alimentos frescos ni a las energías- sigue alta. Aunque baja una décima en relación al mes de febrero, en marzo alcanzó el 7’5 por ciento.
De forma paralela, el INE no ha informado del IPC de alimentos tan fundamentales para la cesta de la compra y tan sensibles en la subida general de los precios como las frutas, las verduras, los huevos y la leche. Pero, de forma paralela, el Banco de España pronostica que no se abaratarán, sino todo lo contrario. De hecho, se espera que, de media, sigan subiendo un 12 por ciento, muy por encima del Índice de Precios de Consumo general.
La inflación comenzó a escalar en enero del año pasado, cuando la tasa anual arrancó en el 6,1% y alcanzando un pico del 10,8 % en julio, fundamentalmente por el alza de los precios energéticos, que se ha ido trasladando al resto de componentes, especialmente a los alimentos.
Y tras este descenso en el IPC, un equipo de Fibwi Televisión ha salido a la calle para preguntar a la ciudadanía si ha notado un descenso en los precios. Una bajada, que por el momento, no se ha notado en los bolsillos de los ciudadanos.