Con la excusa macroeconómica de congelar el consumo para, a su vez, frenar la escalada de precios, el Banco Central Europeo ha encarecido todavía más los créditos y, de forma muy especial, las hipotecas.
El mantra es enfriar la economía y tumbar hacia abajo la curva ascendente del IPC.
Pero, para ello, el tratamiento es de cirugía dura: congelar la concesión de créditos al consumo y a las empresas, frenar las compras y rebajar las tensiones crediticias en todo el sistema financiero, incluso provocando impagados en las empresas y particulares.
Unas medidas que ya están poniendo en muchos aprietos a los bancos más expuestos a estas restricciones.
El nuevo aumento de los tipos de interés decretado por el equipo de Christine Lagarde supondrá, como ejemplo, que las hipotecas que se revisen en los próximos meses verán aumentadas sus cuotas en 1.000 euros más al año. De hecho, de media, los créditos a las compraventas de viviendas que hace dos años pagaban 400 euros ahora han subido a más de 900 euros al mes de cuota media. 500 euros de diferencia para una vivienda media.
La presidenta del Banco Central Europeo, además, ha señalado que, con la inflación media ahora registrada en la Unión Europea, del 8,5 por ciento interanual, las medidas restrictivas seguirán en los próximos meses.
La subida de los tipos de interés decretada por el BCE ha coincidido con la crisis financiera de varias entidades de los Estados Unidos y del Credit Suisse. Una situación que, de forma conjunta, restringirá aún más la concesión de créditos a los particulares y a las empresas.
Otra consecuencia de esta imparable subida de los tipos de interés que, por sexta vez consecutiva, ha decretado el Banco Central Europeo es, como ya les hemos adelantado, el encarecimiento de las hipotecas. La situación tiende a lo insostenible y los expertos aconsejan replantearse la cadencia de los pagos.
La volatilidad del sistema financiero, el alza constante de los tipos de interés y el encarecimiento de los créditos -los que aún están sin contratar y los que ya estamos pagando-, han convertido de nuevo al oro en un valor refugio para los inversores y ahorradores a la espera de mejores tiempos.
