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La Policía Nacional desarticula la banda juvenil El Caserío 24/7 tras el programa especial sobre ella de El Perímetro de Fibwi Televisión

La cúpula completa de la peligrosa banda juvenil El Caserío 24/7 ya está entre rejas. Ha sido desmantelada por la Policía Nacional y sus líderes están bajo control de la Justicia, a la espera de las acusaciones de la fiscalía y de juicio

Robos, hurtos, actos de extrema violencia, amenazas, cuchillos y machetes, incluso algún fusil repetidor… pistolas, tráfico de drogas, receptación de objetos robados… menores tutelados huidos de sus casas de acogida, okupación de oficinas bancarias, molestias a los vecinos, ruidos, suciedad, fiestas a altas horas de la madrugada, sustracción de electricidad… Todo un tóxico rastro que dejaba tras de sí la banda juvenil El Caserío 24/7. Un gravísimo problema de seguridad ciudadana y convivencia social.

La Policía Nacional iba poco a poco, con paciencia y sin descanso, reuniendo datos, testimonios y pruebas. Pero, al ser menores de edad muchos de los componentes de la banda, las pesquisas se complicaban de forma extrema. Incluso algunas iniciativas de las fuerzas del orden quedaban paralizadas al requerirse permisos especiales de los jueces.

Sin embargo, todo se aceleró de manera extrema después de las 9 de la noche del pasado viernes, día 24 de febrero. En ese momento, esta casa, Fibwi Televisión, abría su programación en ‘prime time’ con un programa especial de El Perímetro, el espacio de sucesos, investigación y tribunales que dirige Julio Bastida con su equipo de colaboradores: Guillermo Esteban y Juan Pedro Martínez.

Un programa único, nunca antes visto en ninguna otra televisión de Baleares, con la exclusiva periodística de entrar, con nuestras cámaras y con grave riesgo personal de los profesionales, en la guarida de la banda El Caserío. En la boca del lobo de los delincuentes juveniles más peligrosos de nuestra comunidad.

Tras vanagloriarse los kapos del Caserío de sus fechorías ante todos ustedes, a través de las pantallas de sus televisores, entrando en sus propios hogares, la Policía Nacional y la fiscalía aceleraron sus actuaciones. El objetivo de las fuerzas del orden y de la Justicia era claro, y lo había activado El Perímetro de Fibwi Televisión: había que acabar con ellos antes que ellos se adueñaran de la ciudad.

El primer golpe lo dio la Policía Nacional el domingo 5 de marzo. Por pura casualidad, se detiene en ese momento a dos integrantes del Caserío. Habían robado con fuerza la recaudación del bar del Parc de Sa Riera, precisamente uno de sus principales puntos de encuentro. Y la casualidad fue que en ese momento y allí estaban tres agentes de la policía practicando deporte.

La suerte estaba echada y las cartas repartidas. El fin del Caserío era el objetivo prioritario y todos los esfuerzos se activaron sin descanso.

Entonces, tras una fría noche, de madrugada, el martes siguiente a esta detención, ya el 7 de marzo y de forma simultánea, los agentes de azul entran sin contemplaciones en dos locales okupados. El primero, una oficina bancaria abandonada en la calle Joan Crespí, donde se había trasladado la sede central del Caserío tras ser desalojados de otro banco, el tristemente famoso de la Avenida de San Fernando.

También arremetieron los policías en un restaurante abandonado y okupado en la calle Industria. Y con ello se demuestra, una vez más, que las okupaciones son la antesala de los problemas.

Era el principio del fin. Agentes de Seguridad Ciudadana, de la Unidad Canina, antiexplosivos de los Tedax y, también, de la Policía Local de Palma, tras coordinarse, se desplegaban y golpeaban sin contemplaciones en el ojo de la fiera, en las sedes de la banda, en los cubículos donde planeaban sus fechorías.

La bestia había sido neutralizada. Ahora todo el trabajo policial consistía en presentar, en tiempo y forma y ante el juez, a los delincuentes juveniles con todas las pruebas y todos los testimonios. Y esperar que, después, ninguna rendija en las garantistas leyes españolas les permita a los miembros del Caserío 24/7 recuperar la libertad sin pagar antes sus penas.

Los mayores de edad de la banda irán, seguro, a la cárcel, aunque por ahora no sabemos ni cuándo ni por cuanto tiempo. A los menores de edad se les intentará recuperar para que intenten, frente a ellos, tener alguna expectativa de disfrutar de una vida mejor de la que se estaban construyendose desde dentro del Caserío.

En estos momentos, los cabecillas han sido todos detenidos, incluso el que se autodenomina como El Locura.

Pero la banda ha extendido sus redes. A través de Internet, son cientos sus seguidores, algunos de ellos incluso en institutos de Palma, y de forma muy especial en los marginados barrios de Son Gotleu, La Soletat y Sa Indiotería.

La policía ha hecho su trabajo. Ahora es el turno de la Justicia. El Caserío ya no tiene líderes, pero quizás sus discípulos se están ya rearmando.

 

 

Actualizado: 10 de marzo de 2023 , , , , ,

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