El pasado fin de semana, se celebró en Cala Rajada la festividad de Sant Antoni y a pesar de las gélidas temperaturas, fueron muchas las personas que acompañaron a los dimonis des de el primer instante que salieron a danzar a la calle.
La regidora de Fiestas del Ayuntamiento de Capdepera ha asegurado que este año se esperaba a muchísima gente, por lo que no les ha sorprendido la gran afluencia de público. El hecho de ser el primer año de fiestas post pandemia les ha hecho encarar las fiestas con más ilusión con otros años. Carmen Corraliza ha afirmado que se ha continuado con el programa de actos habitual, a pesar del intenso frío y sólo ha lamentado que el tiempo no fuera el más adecuado para la ocasión, poniendo en peligro el encendido del fogueró.
En el instante en que los dimonis cumplían con con la tradición de romper la cruz de mata, las bajas temperaturas propiciaron una caída de aguanieve, que no fue suficiente para aguar una fiesta que se prolongó hasta bien entrada la madrugada.