Una Revetla que esperaban con más ganas que nunca los miles de palmesanos que se echaron a la calle. Abrigados para hacer frente al intenso frío de la noche palmesana, y bien avituallados de llangonissa, xuia y botifarrons, los vecinos de la capital llenaron las calles del centro en busca del caliu más apropiado para poder torrar como no hacían desde hace ya dos años.
El buen ambiente fue la constante en una noche sin restricciones ni mascarillas, pero con menos conciertos y plazas habilitadas por Cort para celebrar al patrón de la ciudad que ediciones anteriores. Así, fueron cinco las plazas habilitadas por el Ayuntamiento para celebrar los conciertos oficiales, cuando lo habitual en estos últimos años eran ocho, llegando a alcanzar las trece en alguna ocasión.
Una reducción que no impidió que el humo y el olor de las viandas torradas a la lumbre se propagaran por las calles e impregnaran la vestimenta de los presentes, muchos de los cuales, vaso de vino en mano, disfrutaron de la buena compañía con la que decidieron rodearse en una de las noches más esperadas en la capital balear.
Una tradición que recupera Palma tras dos años de parón obligado y cuyo calendario de actividades finalizará el próximo sábado con el tan polémico como esperado concierto de Antònia Font en Son Fusteret.
