Las personas con discapacidad visual se enfrentan en su día a día a muchos peligros y obstáculos como, cruzar una calle, esquivar patinetes o simplemente ir a pasear. Para poder vivir una vida lo más normal posible, algunos usuarios cuentan con la ayuda de un perro guía.
Pero no cualquier can puede ser perro guía, sino que deben cumplir una serie de requisitos básicos. "Son dos fundamentales: buen cerebro y buen estado clínico. A partir de ahí hacen falta unas actitudes y también unas aptitudes", ha explicado el instructor de Movilidad de la Fundación ONCE del Perro Guía, Eloy Aranda, añadiendo que "entre esas aptitudes debe ser un perro con una tendencia social aceptable, ser flexible a los cambios, que tenga empatía para con las personas y haya una ausencia de agresión".
El patio del Consolat de Mar ha sido el escenario elegido por Fundación ONCE del Perro Guía para realizar una exhibición en la que Mufasa y Cyborg, han enseñado al centenar de alumnos de distintos centros educativos y a representantes del Govern, cómo se enfrentan a distintas situaciones cotidianas.
"Les enseñamos lo que hay y a lo que se enfrentan y luego es importante dar seguimiento a esos usuarios y a sus perros guía ya que con el tiempo, las cosas en el entorno cambian. Por ello es importante ir actualizando la mente del perro, su comprensión sobre ese factor y la comprensión del usuario a ese cambio", ha señalado Aranda.
Precisamente, una de las asistentes que ha podido vivir esta experiencia, ha sido la consellera de Salud, Patricia Gómez. "Hasta ese momento no eres consciente de los peligros que puede haber. He escuchado mucho más el ruido y he tenido la sensación de que el perro guía iba mucho más rápido de lo que realmente andaba y esto lo genera la propia inseguridad", ha remarcado la consellera.
La relación que se forja entre el usuario y el perro guía es muy especial pues se deposita toda su confianza en él y éste debe garantizar su seguridad. Por ello, al a hora de entregar un can a una persona, se busca que se adapte a sus necesidades. "Se intenta buscar el emparejamiento perfecto entre el usuario y el perro guía, por lo que desde el inicio, la relación es buena", ha manifestado la presidenta del Consejo Territorial de la ONCE en Baleares, Mari Carmen Soler, haciendo hincapié en que "esa relación va mejorando con el tiempo. Se habla de entre 6 meses y un año para que la adaptación sea perfecta".
En este sentido, Soler ha asegurado que "si ya es especial la relación entre un perro y su dueño, mucho más especial es la relación entre la persona ciega y el perro, añadiendo que "los perros guía son nuestros ojos y los que nos ayudan a mejorar nuestra movilidad, nuestra autonomía, a ser personas mucho más independientes".
En Baleares hay 11 usuarios de la ONCE que cuentan con la ayuda de un perro guía y otras tres personas lo han solicitado. Sin embargo, Soler ha lamentado que la lista de espera es de casi cuatro años, debido al exigente adiestramiento a los que se somete a un perro guía. Una vida laboral que perdurará hasta los 12 años, después llegará una merecida retirada.
"Se tarda tanto en adiestrar a un perro guía porque hay que confirmar muchos aspectos clínicos del perro que hasta que no tengan 12 o 14 meses, no se pueden confirmar. Como por ejemplo: la estructura de las caderas, el fémur, los cartílagos, los hombros... todos esos valores clínicos no se pueden confirmar hasta que el can no está totalmente desarrollado", ha destacado el instructor de Movilidad de la Fundación ONCE, añadiendo que "si no podemos confirmar su estado clínico, no podemos lanzarlo como perro guía".