Los precios de las energías no dan tregua a los consumidores. Si hasta ahora era la electricidad la que obligaba a hacer malabarismos en los hogares para no ver disparada la factura, mientras los carburantes daban un respiro a los bolsillos; ahora son los combustibles los que se incrementan notablemente, mientras la electricidad baja.
Desde hace dos semanas los precios de los carburantes han repuntado, incrementándose un 2,63% la gasolina un 5% el diésel, sin la bonificación de 20 céntimos del Gobierno. El motivo de este aumento es la elevada cotización del precio del barril de crudo, muy inestable a causa de la guerra de Ucrania.
Estos precios contrastan con el de la electricidad, que ha vivido dos días con los precios más bajos del año, por debajo de los 90 euros el Mwh. Hoy ha subido hasta los 106 euros, aunque está muy por debajo de los precios de los últimos meses. El tope al gas impuesto por el Gobierno ha ayudado a mantener precios inferiores a otros países europeos, aunque en los dos últimos días no ha sido necesario aplicar esta medida, ya que el precio de mercado estaba por debajo de los 40€ (barrera establecida por el ejecutivo para aplicar la excepción ibérica). Este abaratamiento en el mercado coincide con los récords de producción de energía eólica.