La conciliación de la vida familiar con la laboral es una necesidad real para los padres. Para ello, las escuelas infantiles son un gran aliado, puesto que permiten compatibilizar la crianza de los hijos con la carrera profesional. El problema es que no todas las familias pueden costeárselo. Por este motivo el ejecutivo de Armengol anunciaba la gratuidad de la educación de los niños de tercero de educación infantil, es decir, de 2-3 años; pero este anuncio no era universal, tan solo para usuarios de la red pública y su red complementaria.
Al hecho de que los usuarios de los centros asistenciales no tengan derecho a esta ayuda, hay que sumar que el Govern tan solo subvenciona parte de la jornada, lo que no solo deja a la mayoría de la población fuera, sino que de los que pueden optar a ella, tendrán que costearse la mitad de la jornada.
Algunos ayuntamientos concienciados con el asunto y dispuestos a garantizar la gratuidad, han decidido apoyar a las familias con hijos escolarizados en sus propias escoletas, financiando las 4 horas restantes, lo que genera diferentes situaciones ante una misma realidad.
Al desconcierto por tanta “opción” se suma el hecho de que la medida aplicada por el Govern ha entrado en vigor después de que concluyera el proceso de escolarización obligatorio, lo que ha privado a muchas familias de poder elegir centro, provocando un agravio comparativo. También que familias con recursos cuenten con plaza, frente a otras más necesitadas que han quedado fuera.
Ante esta nueva situación, los centros privados han solicitado al IMAS la posibilidad de tramitar ayudas a las familias más necesitadas que no pueden optar a la subvención inicial del Govern; una solicitud que, en estos momentos se está estudiando. Veremos si la solución a este problema llega antes de finalizar el año escolar o si habrá que esperar a que se inicie un nuevo curso.
