Afortunadamente, fue una alarma preventiva, de alerta, de estar todos preparados por si las cosas se complicaban y evolucionaban a peor. Pero no fue así. Esta vez sí la suerte estuvo del lado de los ciudadanos de Sant Llorenç y a las 3 de la madrugada se desactivaron las sirenas. Entonces, aún con el alma en vilo, los que pudieron volvieron a descansar hasta que sonó otra alarma. Esta vez más pacífica. La de los despertadores para reemprender la vida normal.
Quienes han vivido peor la nueva tormenta otoñal que ahora nos afecta por la borrasca tipo Dana que gira y gira entre las Baleares, el norte de África y la Península Ibérica han sido los vecinos de Manacor, la Colònia de Sant Pere, Artà, Portocolom, Santanyí y Son Servera en Mallorca, y Mahón, Ciutadella y Es Mercadal en Menorca.
Precipitaciones acumuladas de hasta 250 litros de agua por metro cuadrado en menos de 24 horas han activado las alertas de la Agencia Estatal de Meteorología, la Guardia Civil, Emergencias 112, los Bombers de Mallorca y todas las policías locales de los municipios afectado. Y es que las aguas caídas sin parar han provocado cortes de carreteras y daños en la agricultura y algunas infraestructuras, aunque ninguna de carácter irremediable.
De hecho, incluso la carretera principal de Manacor a Artà ha estado cortada durante horas en la zona de Sant Llorenç, como también la mayoría de las vías secundarias y caminos principales que conectan esta localidad con el resto de la zona. Cuando las aguas han encontrado sus vías de escape y la tierra ha absorbido toda la posible, poco a poco se ha ido reanudando la circulación.
El episodio más dramático de este nuevo episodio de lluvias torrenciales se ha vivido en la capital del Llevant, donde una familia de cuatro miembros tuvo que abandonar por unas horas su casa, junto al torrente de Manacor, ante la subida del caudal y el peligro de desbordarse.
En estos momentos, cuando aún persiste la alerta naranja por fuertes lluvias y tormentas, sin embargo, la normalidad poco a poco retorna al Llevant de Mallorca y Menorca.
Un año más, el otoño -tras un verano muy cálido que ha elevado la temperatura del agua del mar hasta máximos nunca vistos- ha traído sus tormentas que, pese a las advertencias pasadas, han disparado las alarmas y han vuelto a recordarnos que el agua se abre paso incluso por allí donde el hombre ha construido muros de cemento.
La tragedia ha rondado otra vez el Llevant, aunque esta vez -esta vez- los dioses de la lluvia no se han encarnizado con sus débiles víctimas.