50 agentes de las policías Nacional y Local de Palma se han desplegado estos últimos días en todo el barrio de Corea de Palma para desarticular, otra vez, a una potente y activa banda de traficantes de drogas en una operación relámpago.
Y decimos “otra vez” ya que en el pasado mes de febrero, y en una operación similar, ya fue desarticulada esta misma banda y detenidos todos sus responsables.
Pero, como ocurre con demasiada frecuencia, los traficantes -después de varias horas en los calabozos policiales- fueron trasladados ante el juez de guardia que, tras tomarles declaración, los dejó en libertad.
Y, claro, una vez de patitas en la calle y vista la impunidad de sus actos, volvieron de inmediato a reconstruir su red de tráfico y venta de drogas. Y lo hicieron, además, en los mismos pisos okupados de Corea.
En poco menos de medio año, pues, la Policía ha tenido que desarticular dos veces el mismo clan de traficantes y en el mismo lugar: Corea. Una realidad que ha producido un inmenso malestar en la Comisaría de Baleares.
Según los datos aportados por los agentes a la fiscalía, los traficantes okupan viviendas que, en teoría, han sido asignadas por el Govern a familias desfavorecidas y, desde allí, con total impunidad gracias a la red de vigilantes distribuidos en toda la zona, operan libremente.
Asimismo, y para eludir la vigilancia policial, venden las sustancias prohibidas desde diferentes pisos, cada uno de ellos especializado en una droga distinta. En uno, marihuana. En otro, haschís. Y en el tercero, cocaína. En un cuarto piso está la base de operaciones y control. Todo ello en una operativa similar a la de un centro comercial.
Y es que la populosa barriada de Corea, en el Camp Redó, vive dentro de una realidad paralela divergente al resto de la ciudad. Muchos de sus pisos sociales, gestionados por el Ibavi del Govern balear, están okupados por personas que no pagan su alquiler y que los utilizan como escondrijo de delincuentes.
Asimismo, la empresa municipal Emaya ha dejado de limpiar la zona de noche ante las agresiones que sufrían sus operarios. La realidad es que los traficantes sospechaban que entre los trabajadores de la limpieza pública se camuflaban policías en acciones de vigilancia y arremetían contra ellos desde las ventanas y en los callejones más oscuros.
Pero eso no es todo, Corea también ha estado presente en todos los medios de comunicación de España ya que fue el lamentable escenario de la violación múltiple que sufrió una menor de edad tutelada por el Consell de Mallorca en la Nochebuena de 2019. Un caso que acabó con los autores de la violación colectiva pactando penas mínimas con la fiscalía por ser menores de edad.
La presencia de 50 agentes actuando de forma expeditiva en Corea ha desarticulado, por segunda vez en seis meses, a la misma banda de traficantes de droga. Ahora habrá que ver si, otra vez también, el juez les deja en libertad. Y si, de nuevo, reconstruyen su trama oculta en el degradado barrio palmesano.
Mientras, la palabra Corea seguirá siendo en Palma y en toda Mallorca sinónimo de degradación, drogas, delincuencia y bandas peligrosas. Y seguirá siéndolo con la atención de las autoridades centrada muy lejos de allí.
