Con la esperanza de iniciar una nueva vida alejados del horror de la guerra, centenares de refugiados ucranianos pusieron rumbo a Baleares. Sin embargo, muchos de ellos se han encontrado sin nada y a muchos kilómetros de su hogar.
Atrás han quedado los calurosos recibimientos y las palabras de bienvenida de los principales representantes políticos de las Islas, que se comprometieron a hacer todo lo posible por ayudarlos en su integración, facilitándoles un hogar y un trabajo.
Sin embargo, van pasando los meses y la comunidad ucraniana se siente totalmente abandonada por la administración. Ni ayudas, ni viviendas, ni un trabajo, todo lo que tienen se lo han tenido que buscar por su cuenta.
Precisamente, Anastasia ha advertido que la mayoría de refugiados no pueden acceder a las ayudas que da Cruz Roja y que la subvención económica de 400 euros que les prometieron las instituciones, no llega.
Su integración tampoco ha sido nada sencilla. Muchos han tenido que ayudarse entre ellos, compartiendo vivienda. Asimismo, algunos han encontrado trabajo pese a no conocer el idioma. De hecho, los hoteleros de la isla han contado con ellos incorporándolos a sus plantillas.
Desde Amar Ucrania lamentan que ha bajado considerablemente la ayuda para las familias refugiadas, pese a que sigue habiendo guerra y la ayuda humanitaria sigue siendo vital.