Este 24 de agosto pagamos la electricidad un 20 por ciento más cara que ayer: a 436’25 euros de media el megavatio/hora.
Es el precio más alto desde el pasado 15 de junio, día en el que entró en vigor la Excepción Ibérica, que limita el precio del gas que se utiliza para fabricar la luz.
Y eso que, sin la mencionada Excepción Ibérica, el megavatio hora superaría los 502 euros la hora, 66 euros más que el precio marcado para hoy.
En los países en los que la Unión Europea no ha permitido los precios limitados de España y Portugal, como es Francia, el precio de la electricidad está incluso por encima de los 600 euros.
Pero esta es solo una de las múltiples consecuencias de la guerra de Ucrania. La gasolina y el diésel lo estamos pagando a casi 2 euros el litro, los cereales -así como las harinas y los aceites- cuestan ahora un 25 por ciento más, la inflación está ya por encima del 10 por ciento, las hipotecas y los créditos se han encarecido y, con todo ello, todas las familias somos 3.000 euros más pobres en España.
Y es que podemos ahora comprar lo mismo que hace un año, pero pagando 3.000 euros más. O, a sensu contrario, podemos gastar 3.000 euros menos en alimentos, combustibles, artículos de limpieza, viajar o acudir al cine o al teatro.
Todo ello, por la invasión criminal de las tropas rusas de Putin a Ucrania.