El concierto organizado ayer en la Plaza de Toros de Palma estuvo a punto de acabar en tragedia. Más de treinta jóvenes sufrieron heridas por una avalancha provocada al estar cerradas dos de las tres puertas de salida.
La intervención ‘in extremis’ de los agentes de la Policía Nacional fue providencial. Su actuación a la salida de los espectadores del concierto celebrado anoche en la Plaza de Toros de Palma evitó males mayores, aunque 30 adolescentes acabaron con heridas de diferente consideración.
Y es que dos de las tres puertas de salida del Coliseo Balear estaban cerradas en el momento en que los más de 4.000 espectadores querían abandonar el recinto. Y la tercera solamente tenía una de las dos hojas abiertas.
Los agentes forzaron entonces la apertura de todas las puertas de inmediato, actuando incluso ellos personalmente. Pero, aún así, no pudieron evitar que la ansiedad y los ataques de histeria provocaran aglomeraciones, empujones, golpes y caídas.
El concierto del que salían atropelladamente los heridos y el resto de los asistentes era el Reggaeton Beach Festival Erasmus, un evento especialmente organizado para entretener a los estudiantes que llegan a Mallorca en viajes de fin de curso. De hecho, las urgencias por abandonar el recinto estaban provocadas por la prisa para subirse a los autobuses que devolvían a los espectadores a sus hoteles en la Playa de Palma y Calvià.
Este mismo concierto es el que el año pasado provocó, por la falta de cumplimiento de las medidas anti Covid, la detección de múltiples casos de contagios y el consiguiente encierro obligatorio de centenares de jóvenes en el Hotel Bellver del Paseo Marítimo de Palma.
La Policía Nacional ha levantado un atestado sobre todo lo ocurrido, lo ha entregado al juzgado de guardia y a la Policía Local, cuerpo de seguridad competente en los conciertos de música en Ciutat.
Ahora será el juez el que deberá determinar si los organizadores incumplieron las medidas preventivas de seguridad y si la policía palmesana actuó correctamente y estuvo diligente para evitar la avalancha que, afortunadamente, no ha causado ninguna pérdida irremediable.
