Las imágenes de las largas colas en los controles de entrada y salida de pasaportes en el aeropuerto de Madrid-Barajas registradas este pasado fin de semana son las mismas que se vienen denunciando en los aeropuertos de Baleares desde hace ya algún tiempo.
El efecto, sin embargo, ha sido todo lo contrario. Si en un primer momento el Ministerio de Interior negaba la mayor y ponía en duda que desde el pasado mes de marzo se hayan perdido hasta 15.000 conexiones en el aeropuerto madrileño a causa de estos retrasos, tal y como ha denunciado el Grupo Iberia, el departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska anunciaba pocas horas después el refuerzo de hasta 500 nuevos agentes que se repartirán entre los aeropuertos más transitados de España, entre los que se encuentra el de Son Sant Joan.
La reactivación de la actividad turística a niveles previos a la pandemia, así como los controles más exhaustivos a los que deben someterse los ciudadanos británicos tras el Brexit, son factores que Interior parece no haber ponderado en su justa medida, teniendo que mover ficha justo antes del inicio de la temporada alta.