El regreso del turismo en masa a Baleares tras dos años de pandemia, causa preocupación a las autoridades ante un repunte de casos de balconing y otras imprudencias, tras los sucesos que está dejando el mes de mayo.
El pasado día 12, dos turistas perdían su vida en nuestra isla. Un turista británico fallecía al precintarse al sueldo desde el séptimo piso del hotel donde se hospedaba. El hombre, bajo los efectos de las drogas, realizaba movimientos descoordinados en el balcón de su habitación hasta que perdió el equilibrio y cayó al vacío. La víctima fue grabada por una persona que presenciaron la escena desde la calle.
El mismo día, las Islas Malgrats fueron escenario de la muerte del exfutbolista del Vitesse de 31 años que saltó desde un acantilado de 22 metros de altura, junto al mar. Su esposa retransmitió el salto y su descendo en directo a través de una plataforma digital hasta presenciar la colisión con las rocas y rebotar al mar. El cuerpo se hundió hasta quince metros de profundidad y falleció ahogado.
La última imprudencia, que tuvo lugar en la madrugada de este martes, ha dejado parapléjico a un joven de 19 años de nacionalidad noruega tras tirarse de cabeza a una piscina con una profundidad de medio metro de agua. El impacto fue tal que se fracturó las cervicales y presenta un grave traumatismo craneoencefálico. El turista permanece en la Unidad de Ciudados Intensivos de Son Espases.