Hasta ahora, esta limitación a la circulación la determinaban los termómetros a través de una ordenanza municipal: a partir de los 36 grados a la sombra. Pero una sentencia judicial ha determinado que es un sistema muy volátil y sometido a incertidumbre, por lo que ha sido anulado.
Por eso, y para evitar denuncias en los juzgados, el equipo de gobierno de Cort ha encontrado un sistema que no da pie a falsas interpretaciones: cuando la AEMET decrete cualquier alerta por temperaturas altas, automáticamente se prohibirá la circulación de calesas, con el objetivo de evitar molestias y daños a los caballos.
Asimismo, la nueva normativa palmesana señalará que los conductores tendrán que suspender el servicio cuando aprecien que el vehículo o la caballería no cumplen las condiciones de seguridad, higiene, comodidad o estado físico.
Cort no se ha planteado, sin embargo, eliminar este atractivo turístico, tan denostado por las asociaciones proteccionistas de los animales. Recordar que la propia Reina Sofía envió una carta al Ajuntament de Palma lamentando que los caballos de las calesas tuvieran que estar a pleno sol esperando a los turistas, en concreto, los de la calle Antoni Maura.