La historia se repite todos los años. El incremento que registra el tráfico aéreo en Son Sant Joan no se ve reflejado en las plantillas de la Policía Nacional, la Guardia Civil y de las empresas de seguridad privada presentes en el aeropuerto.
"Siempre, todos los veranos. Cuando hay más gente se producen unas colas enormes", señala una residente en la Isla con destino a Sevilla, quien apunta que "deberían agilizarlo un poco más. Para los isleños, al menos".
Las colas en los controles son el síntoma inequívoco de que la temporada alta ya está aquí, señal de que la hora que antes nos bastaba para completar todo el recorrido hasta el interior de nuestro avión, muy probablemente, ya no será suficiente.
"En verano vengo dos horas antes por el tema de los controles", apunta una barcelonesa que viaja mensualmente a Mallorca por trabajo. Tiempos que varían en función de las necesidades y la previsión de cada pasajero. Unos pasajeros, que en muchos casos, comparten el mismo lamento: "tardas más en pasar controles y en esperar en la puerta que en llegar a tu destino".
Tiempo perdido en un viaje, que en muchos casos, poco o nada tiene que ver con el placer, pero que, lamentablemente, parece haberse convertido en el peaje que nos toca asumir por vivir en nuestro archipiélago.