Así lo señala Jaime Horrach, vecino de toda la vida de esta barriada palmesana, quien lamenta que "cuando tienen que venir (los policías) es por la noche. A las tres de la mañana, a las dos, a los doce de la noche..., cuando tienen lugar las despedidas de soltero".
A pesar de las críticas, el alcalde de Palma, José Hila, ha defendido la presencia policial en la zona, asegurando que "los policías no solo van de uniforme. Hay policía, pero no se le ve. Y ya están actuando", al tiempo que ha vuelto a solicitar más tiempo para poder evaluar el trabajo policial. "Dará frutos, estoy seguro", ha sentenciado el primer edil.
Un tiempo que, según la asociación de vecinos de Santa Catalina, se pierde en la tramitación de las sanciones, tal y como señaló la presidenta de la Associació de Veïns i Amics de Santa Catalina, Jacinta Galindo, en los informativos de Fibwi4 Televisión. "El problema es que el tiempo que requiere la Administración para resolver estos controles que se llevan a cabo es eterno, de varios años incluso", lamenta Jacinto.
Un retraso que reconoce el propio alcalde de Palma, quien se defiende asegurando que el déficit de personal que arrastra el Consistorio viene de lejos y afecta a todas las áreas municipales.
"Hace años que digo que los ayuntamientos carecemos de todos los funcionarios que necesitamos para hacer el trabajo lo más rápido posible", ha señalado Hila, quien ha asegurado que "durante diez años no se pudo contratar. Ahora nos hacen falta arquitectos, ingenieros y tramitadores de todo tipo de procedimiento administrativo. Pero las multas llegan, y las multas son muy importantes".
Una explicación que no satisface a los vecinos, quienes advierten que la solución pasar por una actuación urgente y firme por parte de la Administración para evitar repetir errores del pasado.
"Es una pena que dejen decaer Santa Catalina de esta manera. Va a pasar como en otras zonas, como por ejemplo Gomila, donde también la dejaron caer y ahora se van a gastar una burrada para levantarla. Eso no se puede hacer así", denuncia el propio Jaime Horrach.
El futuro de Santa Catalina parece decidirse en estos momentos. Buscar el equilibrio entre todas las partes afectadas parece la única salida para una situación sin visos de solución a corto plazo.
