Una situación que padecen desde hace cinco o seis años por el incumplimiento, aseguran, de la normativa municipal por parte de algunos establecimientos. "Hay bares que tienen licencia de restaurante y a partir de las doce de la noche se convierten en bares de copas", denuncia Jacinta Galindo, presidenta de esta asociación vecinal.
Un incumplimiento ante el que, según la propia Galindo, actúa la Policía Local de Palma, pero cuya efectividad queda lastrada por la lentitud de la administración a la hora de tramitar los expedientes sancionadores. "El problema es que la administración puede tardar entre dos y tres años para resolver estos expedientes, dándose el caso, por ejemplo, de que cuando la sanción llega al establecimiento éste ya ha cambiado de dueño", lamenta esta representante vecinal.
Una situación complicada, porque tal y como reconocen desde esta asociación, porque más allá de sanciones y multas, la solución pasa por contar con la colaboración de los clientes habituales de la zona. "Tener que educar a personas de 50 años me parece que está un poco fuera de lugar", se resigna Galindo.
El alcalde Palma, José Hila, ha vuelto a señalar por su parte que "el Consistorio tiene interés y hace todo lo que está en su mano por solucionar los problemas del barrio.
Mientras, Santa Catalina se prepara para otro fin de semana, donde presumiblemente la fiesta se alargará hasta altas horas de la madrugada.