La mascarilla seguirá siendo obligatoria en todos los centros, servicios y establecimientos sanitarios, incluyendo las farmacias. También en los sociosanitarios, como las residencias de la tercera edad y los centros de día. En ambos ámbitos, las personas ingresadas no tienen que lleva las mascarillas en lugares no comunes, como son las habitaciones si son de uso individual.
También se mantendrá el uso obligatorio de las mascarillas en todos los transportes.
Fuera de estos ámbitos, será decisión de cada uno el llevarla puesta o no.
De hecho, la propia ministra de Sanidad, Carolina Darias, no ha descartado que en el futuro se tenga que dar marcha atrás con esta relajación si los datos Covid empeoran.
Frente a las obligaciones, recomendaciones. Se aconseja desde el Gobierno llevarla puesta "cuando hay aglomeraciones y cuando se trate de personas vulnerables", en la línea de lo que propusieron los expertos de la ponencia de alertas en los que el Ejecutivo se ha apoyado para tomar esta decisión.
En los centros de trabajo, serán los servicios de prevención de riesgos laborales los que valoren la necesidad de llevar mascarillas, si bien la ponencia los expertos del Gobierno aconsejan utilizarla cuando la distancia interpersonal sea inferior a 1,5 metros y no pueda garantizarse la ventilación adecuada del espacio.
Otro ámbito destacado son los colegios, escuelas, institutos, dentros de formación profesional y universidades. Los alumnos ya no tendrán que utilizarla "en el ámbito escolar", aunque sí se recomienda que la usen los profesores con factores de vulnerabilidad, al igual que otras personas con estas mismas condiciones en las que no puedan mantener 1,5 metros de distancia interpersonal.
En otros lugares cerrados de uso público como comercios, cines, teatros, salas de conciertos, museos, bares, restaurantes, locales de ocio nocturno, lo recomendable es un "uso responsable", al igual que en el entorno familiar, las reuniones de amigos y celebraciones privadas.
La norma llega tres semanas después de que España haya inaugurado una nueva fase de la pandemia en la que ya solo se cuentan los casos graves y en entornos vulnerables y en la que las personas con síntomas leves o sin ellos no deben aislarse.