"Convencí a mi familia el domingo por la noche de que al menos mis sobrinos y sus hijos pudieran venirse a la isla", ha destacado Olena, añadiendo que "allí se ha quedado mi madre, mi hermana y su marido, mantengo el contacto diario con ellos".
Un largo y duro viaje en el que contó con la ayuda de un grupo de voluntarios del pueblo barcelonés de Súria capitaneado por Eva y Narissi. "Gracias a su asociación pude recoger a mi familia en la frontera con Polonia y nos llevaron a Barcelona. Desde allí cogimos el barco hasta Palma".
Olena y su familia llegaron a Mallorca el pasado 25 de marzo, desde entonces se ha encargado de gestionar toda la documentación, escolarizar a los más pequeños y ayudar a sus sobrinos para que aprendan castellano. Sin embargo, Kolodyazhna reconoce que la adaptación no ha sido sencilla porque les gustaría regresar a casa.
"No quieren deshacer las maletas porque les gustaría regresar a casa porque allí lo tienen todo", afirma la empresaria ucraniana, resaltando que "los pequeños cuando ven un avión desde el balcón de casa, se asustan".
En este sentido, Olena Kolodyazhna ha explicado que "los pequeños empezaron ayer en la escoleta y se están adaptando, mientras que mis sobrinos se han apuntado a clases de castellano".
Asimismo, Olena ha querido agradecer a la ciudadanía balear la oleada de solidaridad con el pueblo ucraniano recogiendo material humanitario, ayuda económica y acogiendo a refugiados en sus casas.